“Soy un pecador pero un corrupto” fue una de las últimas frases del cura párroco que estuvo más de 10 años en nuestra ciudad y que se fue involucrado en una investigación por desmanejos de fondos de la arquidiócesis Rosario. Desde entonces poco y nada se supo del Padre Osvaldo Bufarini: Circularon rumores de que estuvo en Zavalla, y en la capilla San Javier del barrio La Tablada de Rosario; pero ahora el sacerdote se encuentra viendo con su madre en su ciudad natal, Roldán; una localidad ubicada a 25 kilómetros de Rosario con unos 15 mil habitantes, en un barrio de imponentes casas.
Aunque tiene complicaciones con su salud, el Padre Osvaldo esta igual que siempre, y cualquiera podría reconocerlo por la calle. Sigue siendo sacerdote; confiesa y celebra Misa. “Tiene algunos problemas de salud y el Obispo le autorizó quedarse en la casa materna” expresó el Padre Juan José Pettinari, que está en Roldán hace 27 años, a cargo de la Parroquia San José, 5 capillas, dos colegios, un comedor, un convento de hermanas y un instituto de cooperadores parroquiales. “Él es oriundo de esta parroquia, el nació acá en Roldán, su familia esta acá, sus hermanas trabajan en nuestro colegio parroquial. Los fines de semana me acompaña en algunas de las misas, tanto el sábado como el domingo. Compartimos los fines de semana. Como tengo muchas celebraciones; en algunas Misas él confiesa y yo celebro la Misa, en otras confieso yo, y él celebra”.
Las desprolijidades en el manejo de los recursos de Cáritas Parroquial y los 317 cheques sin fondo emitidos durante 5 meses en 2012, no derivaron en ninguna causa judicial o denuncia por estafa. “Yo les dije esperen o vayan a la Justicia, y ninguno fue”, declaró Bufarini en 2013 al hacer referencia a la deuda que había contraído con prestamistas, según él, para poder seguir avanzando con los planes de vivienda de Arroyo Seco y Villa Gobernador Gálvez. Se dijo en 2013 que el propio Papa Francisco había enviado a un arzobispo de Mendoza para investigar la Arquidiócesis de Rosario por su escandalosa situación financiera, pero Bufarini lo desmintió, al igual que negó que el monto de su deuda haya alcanzado en ese entonces los 2 millones de pesos. El sacerdote había explicado que para no parar las obras, puso plata de su bolsillo, y pidió prestado a financistas de la “mafia financiera” a quienes no pudo pagar después. Producto de esa situación, sufrió amenazas y hasta un intento de secuestro.