“Polvo eres y al polvo volverás” dice la liturgia del Miércoles de Cenizas que marca el inicio de la Cuaresma que los católicos experimentan por estos días como tiempo de preparación para la Pascua. Y es justo en estos días que en la Parroquia La Asunción comenzó a construir un cinerario que va a funcionar en una pequeña capilla, construida en el espacio que antes funcionaba como secretaría y sala Padre Miguel Florio, en la entrada de la casa parroquial.
¿Qué es un cinerario? El Padre Pedro Pergañeda lo explica primero con pocas palabras: “Un lugar donde se depositan las cenizas de aquellos que fallecieron y fueron cremados”. Estos lugares comenzaron a formarse hace apenas unos 10, o 15 años “en vistas a la cultura en que vivimos como una solución muy práctica y muy pastoral, que requiere ir despacito concientizando a gente”.
Cada vez más gente se pronuncia respecto a cómo quiere que despidan sus restos y muchos prefieren la cremación. “Una señora, alejada de la idea, me dijo que la cremación es muy definitiva. Le respondí que más definitiva es la muerte. La cremación acelera un proceso que naturalmente se da en la tierra”, expresó el padre contando que una vez fu convocado para acompañar el traslado de los restos de una señora que pasaban de la tierra a un nicho, y allí pudo ver que en 4 años, apenas habían quedado unos pocos huesos.
El cura párroco se refirió a la decisión de muchas personas de arrojar las cenizas en lugares especiales para la persona que falleces: “Algunos las tiran en el rio o en el campo, siempre está la libertad de decidir qué hacer, yo tengo la obligación de decir que lo que etas tirando son los restos en cenizas de un cuerpo que estaba consagrado por el bautismo. ¿Vos tirarías el cuerpo de tu papá al rio si no estaría cremado?, suelo preguntar; me responden que no, y es para que entiendan que a las cenizas, se le debe el mismo respeto”.
Contó que en el siglo pasado los cinerarios estaban prohibidos, porque se cremaban los cuerpos para demostrar que no existe la resurrección, “pero la resurrección es con un cuerpo distinto, un cuerpo glorificado, cómo va a ser no sabemos, no va a ser este cuerpo, si va a ser esta identidad”. Y agregó que si bien la idea del cinerario tiene un tiempo y demandó varios permisos y trámites; la decisión de construirlo dentro de una nueva capillita con altar y sagrario para poder rezar con tranquilidad en un ambiente sereno y agradable, fue motivada por familias que surgieron tempranas y doloras pérdidas, y que no quisieron llevar los restos al cementerio.
“Mi mujer no quería ir al cementerio, las veces que voy me parece deprimente”, le expresó al cura un hombre que hace poco perdió a su mujer, y la urna con sus restos ya está entre las 14 primeras que serán depositadas en el cinerario.
Las cenizas serán arrojadas por un tubo a un pozo que estará tapado por una loza. A la vista solo estará el sagrario y el altar, y hasta evalúan poner música instrumental sin luces directas.
La obra tendrá un costo aproximado de entre 300 y 400 mil pesos, y hay muchas personas colaborando para su culminación que será en tiempo pascual (50 días después de Pascua). Sobre el costo, el Padre subrayó que la iniciativa está muy lejos de ser un negocio. “Si hay que tener los pies en la tierra, y hay cosas que cuestan, se le pedirá un dinero inicial y nada más. Alguna vez se podrá una alcancía para mantenimiento a voluntad. Pero también hay que confiar en la providencia”.