Para asombro de los que se acercaron a la municipalidad tras la asunción de Nizar Esper y tal como lo ordenó oportunamente, se quitaron los esmerilados de los cristales de las puertas de su despacho, para de esta manera saber si se encuentra o no el intendente en su lugar de trabajo.
Pero no solo se sacaron los esmerilados sino que se corrieron las cortinas y las puertas permanecían abiertas; lo cual llamó poderosamente la atención de quienes se presentaron en la municipalidad a hacer algún trámite o para dialogar con alguno de los funcionarios de turno; como así también causó algo de impacto en los empleados que trabajan en el palacio desde hace tiempo, los cuales no estaban acostumbrados a poder tener acceso visual a la oficina del jefe del ejecutivo.