Se trata de Agustín Alarcón de 25 años y oriundo de Arroyo Seco que fue diagnosticado con leptospirosis y permanece desde el sábado 28 de marzo internado en terapia intensiva en el Hospital Provincial de Rosario donde llegó con la enfermedad avanzada después de días de estar con serios dolores y distintos síntomas.
Si bien, antes de quedar internado, hizo consulta en el Hospital N° 50. En la primera ocasión le recetaron paracetamol y en una segunda visita a la guardia solo le dieron un inyectable para tratar de bajarle la temperatura corporal. Trascurrían los días y el chico seguía con fiebre, dolor abdominal y hasta inflamación en sus tobillos. Ya no podía caminar. Ante esto, su familia pidió por un traslado al SIES, pero nunca la enviaron la ambulancia porque tenían demoras, nadie pudo intervenir y tuvieron que llevarlo de urgencia en remis hacia Rosario donde directamente lo pasaron a terapia.
En la semana no hubo avances con respecto a su salud, sufrió un derrame importante a nivel de los pulmones que los médicos lograron contener, pero tuvo algunos otros episodios como un sangrado más leve. Su estado en estos días no presenta ningún avance. Tiene complicado el páncreas y el hígado; y siguen suministrándole antibióticos.
En el último contacto que hoy tuvimos con su madre, admitió que están pasando un momento muy difícil. Incluso porque desde el Provincial le informaron que, a raíz de la pandemia, decidieron aplicar un nuevo protocolo y los partes médicos ya no los podrá recibir de forma presencial, sino que desde el mismo nosocomio se irán comunicando a diario “entre las 12 y la 1 de la tarde”, lo cual describió como algo “doloroso” por la espera angustiante que demanda estar pendientes del teléfono.
A 10 días desde su internación y desde que su caso tomó estado público, nadie de la Intendencia, ni los concejales, ni del hospital se puso en contacto con la familia de Agustín Alarcón. Pese a que toda la ciudad conoce que el estado del chico es gravísimo y que está peleando por su vida. Una verdadera vergüenza.
Gracias a un gran esfuerzo de la Comisión Directiva, que conllevó una inversión aproximada de $3.000.000, se les otorgó al Cuerpo Activo nuevos equipos estructurales. Los bomberos cambian el color de sus trajes de negro a caqui, sumándole más tecnología al equipo y, al mismo tiempo, mayor bienestar en la salud.