Así lo expresó el secretario provincial de Inclusión y mentor del proyecto Tiburones, Patricio Huerga. Más allá de la demora incomprensible en la obra de gas, su culminación no es suficiente para que el complejo vuelva a funcionar como antes, y respetar los protocolos, implica dejar afuera a las personas que más necesitan de la pileta.
“Cuando se termine la obra de gas, tenemos que probar como anda todo después de tanto tiempo sin uso, sí o sí, la pileta necesita ser climatizada a pesar del verano, siempre fue así. Una vez que esté listo, a nosotros se nos va a ser muy difícil cumplir los protocolos, seguramente nos tenemos que juntar con todos los profes para ver cómo hacemos porque la disyuntiva es que nosotros tenemos la imposibilidad de trabajar cuerpo a cuerpo como lo hacíamos, con la cantidad de gente que lo hacíamos, y las personas con discapacidades severas, que son población de riesgo, son las que más necesitarían el complejo. Eso nos preocupa mucho, tendríamos que dejar de lado a los que más lo necesitan, si bien todos lo necesitan en algún punto. Tampoco podríamos trabajar la parte social como la veníamos trabajando hasta ahora, que juntamos mucha gente alrededor de a pileta, afuera tomando mate, toda esa parte social que es casi el fundamento de Tiburones, eso tampoco lo podríamos hacer, la verdad que se nos complica mucho, queda pendiente una charla en profundidad con todos los profes. Va a ser difícil seleccionar quién sí y quién no, es una selección demasiado cruel para todos nosotros”.