Una abuela de 87 años de nuestra ciudad recibió la indicación de realizar una consulta con el neurólogo en junio y su familia emprendió la difícil tarea de conseguir un turno a través de PAMI.
Desde la agencia local de PAMI, les dieron el contacto de un centro neurológico de Rosario al que llamaron y consiguieron turno para mediados de septiembre, tres meses después.
Seis días antes del turno para este mes, recibieron un aviso por mail del efector rosarino informando que la cita quedaba cancelada porque "PAMI suspendió la atención en neurología en nuestro establecimiento". Recomendaban entonces llamar al 138 (famosa línea de PAMI ESCUCHA).
Los familiares llamaron la primera vez, contaron la situación y recibieron el compromiso de ser llamados ese mismo día para definir el turno. Nunca los llamaron. Volvieron a llamar y no había registro del problema. Al tercer llamado les dieron el teléfono de otro efector de Rosario, pero el número estaba equivocado.