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Nota de La Posta Hoy

Trabajo infantil en la vía pública: una problemática sin soluciones claras

Niño vendiendo medias en zona centro.

Niño vendiendo medias en zona centro.

Desde hace tiempo, la presencia de menores de edad recorriendo la zona centro de nuestra ciudad los viernes y sábados por la noche, ofreciendo artículos de venta ambulante, se volvió una estampa común. Estos niños, que por el horario deberían estar en sus hogares descansando o jugando, se ven obligados a trabajar, una situación que parece pasar desapercibida para muchas autoridades locales.

La fotografía que ilustra esta publicación fue tomada el sábado pasado alrededor de las 18:30 horas en un bar céntrico. Esta no es una situación aislada; el año pasado, en marzo, este medio realizó una publicación similar. Sin embargo, desde entonces, todo hace pensar que nada cambió. Algunos podrían argumentar que "esto es normal verlo en Rosario" o en otras grandes ciudades, pero nuestra localidad apenas está emergiendo de su perfil de pueblo, y no deberíamos aceptar esta situación como normal.

La imagen de niños trabajando en la calle es una clara evidencia de que estos menores están siendo despojados de sus derechos fundamentales y, en muchos casos, podrían estar siendo víctimas de explotación infantil. Es lógico suponer que detrás de estos niños hay adultos que, irresponsablemente, los exponen para generar lástima en los transeúntes, con el objetivo de que les compren sus productos. Es común que, al ver a estos niños, las personas se sientan conmovidas y les compren un par de medias o les ofrezcan una porción de pizza si están en un bar. Sin embargo, a menudo, estos niños rechazan la comida porque están bajo presión para vender.

El papel del Estado y la Guardia Urbana Municipal

La cuestión de cómo se maneja la presencia de vendedores ambulantes, especialmente cuando se trata de menores de edad, recae en gran medida en las autoridades locales. Walter Petta, encargado de la Guardia Urbana Municipal, explicó el procedimiento que se sigue en estos casos.

"Los vendedores (adultos) deben presentar identificación y pagar la sisa correspondiente. Si no pueden hacerlo, se les acompaña para que se retiren. En el caso de menores, se llama al 911", indicó Petta. Aunque este protocolo parece claro, Petta reconoce que no siempre se sigue el mismo procedimiento. "En algunos casos, si la situación se complica, se llama al 911 para que intervenga la policía. Sin embargo, hasta ahora no hemos tenido ninguna situación de complejidad durante las identificaciones y controles. En el caso de los menores, hemos tenido un caso donde se llamó a la policía, quienes hicieron su averiguación y se invitó a los menores a retirarse".

Un problema de fondo

La situación de estos menores en las calles refleja una problemática más profunda: la vulnerabilidad social y económica de muchas familias. Estos niños no solo están siendo privados de su derecho a una infancia libre de trabajo, sino que también están expuestos a múltiples riesgos. La venta ambulante puede parecer una solución inmediata para las necesidades económicas de una familia, pero en realidad, perpetúa un ciclo de pobreza y falta de oportunidades.

Es crucial que las autoridades tomen medidas más efectivas para abordar esta problemática. No se trata solo de retirar a los niños de las calles, sino de ofrecerles alternativas viables y seguras para su desarrollo. Programas de asistencia social, oportunidades educativas y apoyo a las familias en situación de vulnerabilidad son esenciales para lograr un cambio real.

La necesidad de un cambio estructural

Para que se produzca un cambio significativo, es necesario abordar las causas estructurales de la pobreza y la exclusión social. Esto incluye mejorar el acceso a la educación, garantizar empleos dignos para los padres y proporcionar servicios de apoyo a las familias. Solo de esta manera se podrá romper el ciclo de pobreza que lleva a muchos niños a trabajar en las calles.

Además, es crucial que se implementen políticas públicas que protejan los derechos de los niños y aseguren que puedan disfrutar de su infancia. Esto incluye no solo la eliminación del trabajo infantil, sino también la promoción de actividades recreativas y educativas que permitan a los niños desarrollarse plenamente.

Fuente: La Posta Hoy, edición 891

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