El equipo de Russo jugó mal en el primer tiempo y Quilmes aprovechó un tiro libre para ponerse en ventaja. En el complemento, el Canalla recuperó su habitual vértigo y dio vuelta el resultado con tantos de Abreu, Delgado y Acuña.
Este Central de Miguel Ángel Russo ya tiene un sello marcado en su piel. Es un equipo que no se caracteriza por el juego asociado y al que le cuesta imponerse a los rivales por esa vía, pero cuando el trámite se torna vertiginoso y cuando el coraje se impone en el juego, ahí el Canalla se hace fuerte y generalmente pasa por arriba a sus adversarios.
El primer tiempo fue chato y deslucido en el Gigante de Arroyito. Central no lograba generar fútbol desde su doble cinco conformado por Damián Musto y Nery Domínguez, y los delanteros lucían desconectados de los volantes externos.
Quilmes fue llevando el trámite hacia su comodidad y aprovechó de maravillas un tiro libre de Arnaldo González en la puerta del área grande para ponerse arriba. El remate del jugador quilmeño no fue potente, pero fue bien esquinado. Dio en el palo y se le metió a Caranta.
El equipo de Miguel Russo nunca encontró los caminos para inquietar al arquero visitante en ese primer capítulo del partido, tal como lo pensó el técnico cervecero Quatrocchi. Pocos minutos después, el delantero Hipperdinger falló de manera increíble ante un rebote que dio el portero auriazul. La historia se hubiese tornado muy complicada si la visita marcaba el segundo.
El complemento fue muy distinto. Russo ensayó una variante táctica: recostó a Musto a la derecha y adelantó a Medina para que acompañe a Niell. Sebastián Abreu fue la referencia más cercana al área quilmeña. Y fue el propio uruguayo, a los 13 del complemento y aprovechando una infantil falla de la defensa visitante, el que estampó el empate.
A partir de ese momento, todos en el estadio comprendieron que Central estaba para ganar el partido. Los ingresos de Pablo Becker y Walter Acuña fueron muy positivos porque le dieron precisión y empuje al ataque local.
El desnivel llegó a los 38 minutos de la segunda etapa. Becker le cedió una pelota a Acuña y el arquero Benítez le tapó con el pie el remate al juvenil canalla. Pero en la jugada siguiente Rafael Delgado no perdonó: perforó por izquierda y metió un remate inolvidable al ángulo opuesto, propio de un lateral brasileño.
Central se paró de contra en los último minutos y encontró su premio en una gran jugada de Cachete, que enloqueció a los zagueros y quedó de frente al arquero para marcar cifras definitivas.
El Canalla derrotó a un rival que se mostró amarrete y falto de recursos, pero el mérito de los dirigidos por Russo fue sobreponerse a un muy mal primer tiempo para quedarse con un partido que había arrancado muy complicado. Y todo gracias a la turbulencia de un equipo insaciable.