La Lepra cayó por goleada, dejó el invicto que ostentaba, perdió a otros dos jugadores por lesión y hasta erró un penal. El Taladro hizo todos los méritos en el primer tiempo y sacó una ventaja de dos por Noir y Ervitti. En el complemento, tras el penal fallado por Maxi, aumentó Cazares tras un error de Villalba. Ahora, quedó a cinco de River.
Una noche negra. Newell’s dejó este lunes por la noche su invicto, en una producción bajísima que además le dejó el saldo de otros dos lesionados, Mateo y Cáceres. Como si todo esto fuera poco, Maxi Rodríguez erró un penal. Y extraviada en el camino quedó la ilusión de ser escoltas.
Por los goles de Ricardo Noir y Walter Ervitti, a los 14 y 34 minutos del primer tiempo, y del ecuatoriano Cazares a los 12 del segundo, Banfield goleó a la Lepra 3 a 0 y le impidió ponerse a dos unidades de River, que ahora está a cinco puntos de ventaja.
La escuadra de Almeyda sorprendió por su temprana y alta presión, que le permitió sacarle la pelota a Newell’s y jugar cerca de Ustari, buena figura leprosa que debió revolcarse bastante. Ya a los 2 minutos, Noir no pudo convertir tras centro atrás de Terzaghi: su disparo pegó en el palo y salvó el golero en la línea. Pero era todo un anuncio de lo que vendría, porque la tendencia de dominio banfileño se iría acentuando con el correr de los minutos.
A los 11´, avisó Terzaghi con un mano a mano que tapó el arquero tras una buena diagonal. Y a los 14´ llegó la primera conquista, a través de una gran definición de Ricardo Noir. Nada que hacer para Ustari y justicia por lo poco del trámite observado hasta allí.
Encima, a los 18’ Mateo se fue lesionado y le dejó su lugar a Villalba, de mejor manejo pero sin tanta aptitud para la contención. Y a los 24´, el que salió lesionado fue Cáceres por una molestia muscular. Más allá de que la estructura se resintió por la capacidad de los reemplazados, sobrevolaba por el Parque la sensación de que no era la noche rojinegra.
Diez minutos después, con la formación ñubelista desconcertada ante tanta mala noticia, Banfield volvió a golpear. Un nuevo desborde a las espaldas del lateral izquierdo (ahora estaba Corvalán), desembocó en un centro que Ustari dejó en el medio del área y Ervitti, de cabeza, puso el segundo. El pavor se apoderó del Coloso por la mangitud de la diferencia que sacaba el visitante.
El primer tiempo se fue con un disparo de Maxi que pasó cerca, preámbulo de lo que sucedería apenas comenzado el complemento: Baliño dio un penal discutido para Newell’s por un agarrón en el área y la Fiera tuvo la chance de descontar, poner al equipo en carrera y hasta cambiar el dominio psicológico del juego. Pero ya se dijo que no era la noche de Newell´s. Y Servio acabó comprobándolo.
Ahí, el partido se terminó. Porque a la falta de lucidez de los volantes para tener la pelota con inteligencia ante el leve retroceso de las líneas visitantes y al bajón espiritual por la posibilidad de descuento dilapidada por Maxi, a los 12’ Villalba quiso jugar para atrás y dejó sólo al ecuatoriano Cazares, que definió con sangre fría ante Ustari y selló la suerte del cotejo. Ya no hubo partido desde ahí hasta el final.
Lo que vino a continuación entró en el terreno de lo previsible: Banfield bajó la persiana y Newell´s fue a buscar más por orgullo que por convicción futbolística. Con el 0-3 consumado, le queda a Raggio el sabor amargo de la caída, por la forma y porque fue en casa. Además, se le cayeron otros dos soldados y el equipo se llenó de dudas. Una vez que se asimile el golpe, estará en sus manos y en la cabeza de sus jugadores lograr la recuperación justo a tiempo para las grandes batallas que vienen.