En 1994, el astro salió de la cancha en el partido entre Argentina y Nigeria para someterse a una prueba de antidopaje; el resultado fue positivo y no pudo seguir en la Copa del Mundo de Estados Unidos
Un día como hoy, pero de hace 28 años, Diego Armando Maradona vivió uno de los momentos más polémicos de su carrera. El 25 de junio de 1994, Argentina se enfrentaba a Nigeria en el segundo partido del Grupo D en la Copa del Mundo de Estados Unidos. Una enfermera entró al campo de juego en el Estadio Foxborough, en la zona metropolitana de Boston y tomó de la mano a Maradona, para pedirle que lo acompañara al control antidopaje.
No se le dio mucha importancia a ese momento: después de todo, la Albiceleste le ganó 2-1 a las Súper Águilas, gracias a un doblete de Claudio Caniggia, contra un tanto de Samson Siasia. Pero fue tras ese control de antidoping que todo cambió para Argentina y Maradona… solo que tardaron cinco días en verse las repercusiones.
El Pelusa dio positivo y se le suspendió del Mundial en Estados Unidos, al encontrarse rastros de efedrina y derivados… posiblemente de una ingesta de suplemento vitamínico.
La suspensión fue dolorosa, sobre todo porque privó a Diego Armando Maradona de disputar el partido ante Bulgaria, uno que hubiera significado mucho para él, ya que lo hubiera convertido en el futbolista con más encuentros jugados en Mundiales. Sin oportunidad para apelar, se acabó de golpe el Mundial de Maradona.
“Me preparé como nunca para este Mundial. Hablan de efedrina, pero yo después del partido corrí diez kilómetros, tengo testigos. Esto me duele mucho, porque me cortan las piernas, me dan por la cabeza en un momento donde uno tiene la posibilidad de resurgir”, fue la famosa y polémica declaración que dio Maradona entre lágrimas, durante una conferencia de prensa tras su expulsión del Mundial y de la concentración de su país.
Era conocido el polémico historial del 10 argentino con las sustancias tóxicas. Pero en este caso, aseguró que no entendía los motivos, porque dicha expulsión era algo completamente diferente. Aseguró que no tomó nada para mejorar su rendimiento.
“El día que me drogué fui y le dije a la jueza: ‘¿qué hay que pagar?’ Pero ahora no lo entiendo, porque no tienen argumentos. Yo creí que la justicia iba a ser buena, pero conmigo se equivocaron”, continuó. “Yo no sé por qué apareció la sustancia. Quizás fue por un descuido nuestro, pero no es como lo que están diciendo. Juro por mis hijas que no me drogué para jugar, porque si yo me entreno como me entrené no necesito nada para jugar”.
Maradona apuntó que no quería dramatizar, pero sintió que su expulsión “le cortó las piernas” a él, a su familia y a los que estaban a su lado, porque incluso lloró con sus compañeros. Incluso dijo estar decepcionado, dejando entrever que consideraba que la decisión de FIFA se tomó con base en cierto rencor por su conocido historial.
“Tengo los brazos caídos, el alma destrozada. Quiero que les quede claro a todos los argentinos que no corrí por la droga, corrí por la camiseta”, aseveró Diego Armando en aquella ocasión.
Al final, Maradona no pudo despedirse como lo deseaba. Poco importó que Argentina perdiera ese último partido de la fase de grupos ante Bulgaria (0-2) y luego cayera frente a Rumania en los octavos de final (3-2). A la afición argentina le dolió aquella expulsión, considerada como un punto final bastante amargo para la historia en selección de uno de los referentes deportivos más importantes de la historia.
Fuente. Milenio