Cerámica Fighiera: hoy solo una fábrica abandonada, pero con treinta personas desempleadas

Por Juan Pablo Broin

En su momento fue unas de las principales fábricas en el rubro tanto para Fighiera como para localidades vecinas. Inclusos algunas de sus producciones eran a bases de moldes especiales que no existen en otras cerámicas de la región. Hoy, es solo una especie de tapera abandonada merodeada solamente por decena de perros.

Es que tras varias deudas en materia de sueldos como en impuestos y servicios, hace algo más de tres meses que los socios de Cerámica Fighiera decidieron suspender la actividad, cerraron sus puertas y dejaron a unas treinta personas desempleadas. Y una de ellas, es Máximo Roberto, un hombre mayor que además de ser ex empleado es vecino de la planta y que, con lágrimas, expresa: “es triste ver así la fabrica.”

Detrás de él solo hay pastos altos, enormes ventanales con vidrios rotos por la última caída de granizo, ladrillos dispersos por todo el sector de parquizado y muchos perros. No obstante, Máximo, después de trabajar por veinticinco años en la planta, es esperanzado al manifestar: “Esperamos otra oportunidad para que se abra… aunque sea por un milagro.” Y además cuenta que días atrás el mismo atendió a unos clientes de Buenos Aires que vinieron a hacer pedidos “se encontraron con esto, algo caótico, y no lo pudieron creer.”

También cuenta que debió tras el cierre, rebuscársela con changas y trabajos de albañilería, sumándoles que tiene otros problemas de salud por lo que no puede ingresar en el mercado laboral formal. Manifiesta que en la misma situación se encuentran la mayoría de sus ex compañeros y a su situación, le suma a que en enero se le va a cortar la obra social que hoy está, por convenio, solventando el Sindicado en cuestión.

El hombre destaca que hubo años de gloria para la producción de la cerámica, incluso cuando fue usada como baluarte de la industria regional mientras recorría el predio el actual diputado nacional Agustín Rossi (PJ), siendo fotografiado en el lugar. E indicó que ahora, a través de sus voceros, el dirigente les dijo a los ex empleados que no puede hacer nada al respecto.

En el predio exterior de la planta, todavía se pueden visualizar pallet con pilas de ladrillos rojos perfectamente apilados y según Máximo, aún los hornos permanecen con material en su interior. Todo como si se tratara de una salida más que apresurada del lugar por parte de sus entonces empleados. Y por otro lado, al silencio de las máquinas paradas se le suma la necesidad de alguna respuesta desde el Ministerio de Trabajo o del sector empresarial para saber qué destino tendrá la Cerámica.

“A veces entro a dar de comer a los animales y la recorro; están todas las maquinas allí en el mismo lugar y me da tristeza por el recuerdo de los compañeros y el trabajo que hacíamos” – manifiesta con un nudo en su garganta. Dice que desde hace tres meses, no ve a ninguno de los socios andar por el lugar y recuerda que el cierre fue evidente cuando la empresa sumó deudas altísimas en el servicio de gas, insumo más que primordial para la actividad.

Máximo, para cerrar la nota, finalmente se paró junto a uno los ingresos a la fábrica y volvió a expresar su sueño de que un día los hornos y las máquinas comiencen a funcionar, principalmente, dignificando a cada uno de sus operarios: “no voy a perder nunca esa esperanza.”