Actuaron cuatro hombres armados y a cara descubierta a primera hora de la mañana de ayer. Treinta mil pesos sacaron de las cajas de la entidad y otros 18 mil a una clienta que iba a depositar
Al menos cuatro hombres armados y a cara descubierta asaltaron a primera hora de la mañana de ayer la sucursal del banco Credicoop en Pueblo Esther, a unos 20 kilómetros al sur de Rosario. El grupo, que actuó rápidamente, logró un botín de 30 mil pesos de las cajas y otros 18 mil que tenía una ocasional clienta que llegó a la institución crediticia para realizar un depósito. Tras el hecho, los maleantes huyeron de la localidad en un auto y hasta anoche nada se sabía de su destino.
El asalto ocurrió alrededor de las 8 y, según fuentes policiales, los delincuentes llegaron hasta el banco ubicado en Juan B. Alberdi 1121, en el centro de la pequeña localidad, en un Citroën C4 gris de cola corta del que aún no se pudo determinar la chapa patente, aunque la misma podría haber sido registrada por medio de las cámaras de seguridad que el banco tiene en su frente.
Según pudo reconstruir la policía, tres de los delincuentes irrumpieron en el banco que había abierto sus puertas al público a las 7, mientras que el cuarto hombre se quedó en la puerta al mando del vehículo y a la espera de la rápida huida. Por las características y organización del robo, perfectamente cronometrado, en un primer momento se pensó en un grupo comando. Pero esa versión fue desechada por voceros policiales sin demasiados argumentos.
El blindado. Minutos antes de que los hombres ingresaran al banco, un camión blindado de la empresa Prosegur había depositado en el tesoro de la entidad una suma de dinero no especificada y apenas el camión se retiró, los ladrones entraron al local.
Ese dato, para nada anecdótico, llevó a pensar a los pesquisas que el verdadero botín era el que transportaba el blindado. Pero los ladrones sólo se limitaron a levantar el dinero de las cajas de atención al público.
Apenas entraron al local, los delincuentes se toparon con el tesorero de la sucursal, Gabriel G., a quien apuntaron con armas de puño. En tanto, por medio de gritos amenazaron a los cuatro clientes que se hallaban en el interior del banco y a los cinco empleados que cumplían funciones a esa hora, a quienes obligaron a echarse al piso. Sin embargo, "no ataron a nadie ni agredieron físicamente a los clientes, además no dispararon ningún tiro", especificó una alta fuente policial.
Mientras eso ocurría, el guardia de una empresa de seguridad privada que estaba al cuidado de la institución accionó la alarma. Fue en ese momento que ingresó al banco Alejandra C., una clienta habitual que tenía la intención de depositar 18 mil pesos en la cuenta de la empresar para la cual trabaja. No llegó a hacerlo. El dinero fue a parar a las manos de uno de los asaltantes. Sus cómplices, en tanto, hurgaban en las dos cajas que posee la entidad al final del salón.
Plata chica. "El dinero que se llevaron es lo que tienen los cajeros como cambio para las operaciones diarias" sostuvieron voceros policiales, y agregaron: "En el poco tiempo que estuvieron no lograron acceder al tesoro".
Los hombres no estuvieron "más de cinco o seis minutos en el banco. Cuando tenían el dinero se retiraron tan rápido como llegaron, a bordo del Citroën C4", sostuvo el vocero policial. Y acotó que "por la dirección que tomaron suponemos que se fueron para Rosario, por lo que estamos relevando las cámaras de seguridad que se puedan encontrar a lo largo del camino".
Los clientes poco pudieron aportar sobre la fisonomía de los asaltantes por "el miedo que tenían", expresaron desde la subcomisaría 15ª. Si bien la policía montó un operativo cerrojo en la zona, al cierre de esta edición no había ningún avance en la investigación que recayó en el juzgado de Instrucción 12, a cargo de Mónica Lamperti. La magistrada prevé tomar declaraciones a los testigos en estas horas mientras ayer dispuso el secreto de sumario.
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