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Asesinaron al "Quemadito" Rodríguez de un tiro y frente a decenas de transeúntes

Dos hombres “bien vestidos” lo alcanzaron en la transitada esquina de Corrientes y Avenida Pellegrini, a las puertas del banco Macro, y con un certero tiro ejecutado con una pistola calibre 9 milímetros y a corta distancia le perforaron la cabeza.

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A las 18.30 de ayer Maximiliano Quemadito Rodríguez dejó de gambetearle a la muerte. Dos hombres “bien vestidos” lo alcanzaron en la transitada esquina de Corrientes y avenida Pellegrini, a las puertas del banco Macro, y con un certero tiro ejecutado con una pistola calibre 9 milímetros y a corta distancia le perforaron la cabeza. Su gorrita blanca de beisbol quedó hecha un estropajo sobre la vereda, en medio de un charcho formado con su sangre y su masa encefálica y junto a una vaina servida. Minutos después, el joven de 25 años que ganó espacio en las noticias policiales a partir del año año 2009 (ver página 5) y que contaba con varias causas penales abiertas, moría en una ambulancia del Sies que pasó ocasionalmente por esa esquina y se hizo cargo del final de su vida camino al Hospital de Emergencias.

Quemadito no estaba bien físicamente. Nueve días atrás lo habían baleado en las piernas y desde entonces se desplazaba con muletas. Lo esperaba una prolongada recuperación. En inmediaciones de donde ayer lo encontró la muerte vive su pareja, Sofía L. La joven, que estuvo presente en los dos ataques a tiros sufridos por Maximiliano en los últimos 13 meses, también lo acompañaba ayer en el momento de su muerte. Y ella, además de algún ocasional testigo que quiera colaborar con la causa, será la única que pueda aportar a los investigadores los datos que permitan esclarecer el crimen. Deberá declarar tal cual lo hizo después del triple crimen de villa Moreno, cuando habló después de que dos altos oficiales la llevaran a la seccional 15ª.

Hacia adelante. Ayer, allegados a la investigación preliminar del hecho contaron parte de lo que vio Sofía. “Salieron del departamento y caminaron lentamente por Pellegrini hacia el este. Al llegar a la esquina con Corrientes, en la vereda del banco y antes de cruzar la calle, Quemadito vio a un hombre en la vereda de enfrente, arriba de una moto, que le resultó sospechoso y que hizo un movimiento como quien saca un arma de la cintura. Eso lo asustó, pero no tuvo tiempo a nada más”, contó el vocero.

Según declaró la chica, “mientras miraban al presunto agresor de la vereda de enfrente, desde atrás apareció otro muchacho que disparó un solo tiro a la cabeza de Quemadito. Fue certero. El pibe aflojó los brazos y cayó con las muletas hacia adelante y a su izquierda. La piba dijo que si ella daba un paso más lo pisaba”, relataron las fuentes. Sofía entró entonces en estado de pánico y shock, pero fue sostenida por dos personas que una vez que llegó al lugar una ambulancia desaparecieron.

Lo prepararon. De acuerdo a los testimonios de vecinos de la zona donde mataron a Quemadito, minutos antes de las 18.30 los sicarios habían preparado el teatro para el asesinato y la posterior fuga. Un hombre llegó a esa hora montado en una moto tipo Honda Tornado de color blanco y se sentó pacientemente sobre el rodado frente a la puerta del edificio de Corrientes 1774. Ese hombre habría sido el que asustó a Quemadito con la acción de sacar un arma.

Segundos después, en la misma cuadra aparecieron dos hombres correctamente vestidos que no llamaron la atención de la gente que esperaba los numerosos colectivos que paran en esa esquina. “Uno estaba vestido con ropa tipo Ombú, como de obrero, y el otro con un jean y remera. Caminaron para la esquina y después escuché el tiro”, sostuvo un comerciante de las inmediaciones.

El escape. A partir del estruendo del balazo cada testigo vio una pequeña parte de una película entrecortada y en cámara rápida. “Escuché el tiro y vi a dos tipos corriendo con un arma cada uno. Lo fueron a buscar al que estaba con la moto y los tres se subieron y se fueron en contramano para tomar por calle Cochabamba”, dijo el dueño de una granjita del lugar. Otros tres vecinos, al menos, coincidieron en esa versión.

Otro testigo sostuvo que “había un auto negro estacionado sobre Corrientes al 1700” y que “ahí estaba el novio de una chica que había ingresado a los cajeros del banco y pensó que la habían asaltado, así que corrió hasta la esquina y se la llevó. Después ellos también se fueron misteriosamente de contramano por Cochabamba”, dijo.

“Después de escuchar el tiro vi correr desesperadamente a un tipo con gorrita blanca. Se subió a una moto y se fue. El pibe quedó tirado en el piso con la cabeza partida y lleno de sangre mientras una piba (Sofía L.) lo miraba”, comentó otro testigo que tuvo ante sus ojos el final del Quemadito.

El muerto tuvo una última cuota de suerte. “Cuando lo mataron justo pasaba por Pellegrini una ambulancia del Sies que iba para otro lado y paró casi en el momento del tiro. Por eso corrieron los dos que le tiraron. Bajó un médico y le puso suero enseguida, pero el chico estaba inmóvil”, dijo Georgina, una ocasional transeúnte.

Segundos después la calle se había convertido en un caos. A esa hora en el lugar había cientos de personas y cada una de ellas relataba o decía lo que le habían “contado”. Lo cierto es que minutos después llegaron los móviles de la policía y algunos altos oficiales que estaban a pocas cuadras de allí, en la escena donde poco más de una hora antes habían acribillado a tiros a un agente de la fuerza (ver página 3). Ellos se toparon con Sofía L., quien reconstruyó el último minuto de la corta vida de su novio, Maximiliano Rodríguez, el de su presentida muerte.

Fuente: Diario La Capital

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