Se trata de la Comunidad del Padre Misericordioso, que depende del Arzobispado de Rosario.
El gobernador Miguel Lifschitz entregó al arzobispo de Rosario, Eduardo Martín, un subsidio a la Asociación Civil Comunidad del Padre Misericordioso, para la compra del inmueble donde actualmente presta atención a personas con problemas de adicciones.
La entidad, que depende de la Pastoral Social de Drogadependencia del Arzobispado, recibirá un millón de pesos en lo inmediato, y aportes hasta completar los cuatro millones y medio para la construcción de tres casas en el predio que ocupa en zona norte. “Los problemas sociales deben abordarse desde la política y lo público en coordinación con la sociedad civil; el Estado solo no puede responder a la totalidad de las demandas que hoy recibe y por eso es fundamental el rol de las estas organizaciones”, señaló el mandatario provincial, quien entregó un anticipo del aporte. Los recursos también permitirán aumentar las plazas de 15 y a 40 en el transcurso de 2016.
“Este es el primer paso de un trabajo conjunto que pensamos consolidar en los próximos años”, afirmó el gobernador.
La institución, que funciona en calle Lorenzo Batlle al 4300, en el extremo norte de la ciudad, trabaja con pacientes que son atendidos por terapeutas, psicólogos, trabajadores sociales, médicos psiquiatras y terapistas ocupacionales.
“La problemática de las adicciones es un fenómeno global. En Argentina, si bien debemos reconocer que la situación es mucho más grave y compleja que hace 10 ó 15 años, estamos en condiciones de afrontarlo y comenzar a retrotraer la situación a niveles mucho más aceptables en términos de consumo y de impacto social”, dijo Lifschitz.
“Hay que fortalecer el rol del Estado en esta materia. Estamos trabajando para poner en marcha un área específica que trate la problemática de las adicciones y, por otro lado, la coordinación con el sector civil”, agregó el gobernador.
Según se informó, el abordaje terapéutico en la Asociación se realiza desde el modelo Minessota, que apuesta a la reinserción social de los pacientes, teniendo como prioridad la recuperación del vínculo con la familia, la capacitación en oficios, y la revinculación o primer acceso al sistema de salud pública.
Para llevar adelante la tarea se facilitó el aporte del Estado provincial, que concedió en un acto en el salón Blanco de la Sede de Gobierno. Allí estuvieron, además del gobernador y el arzobispo, la intendenta Mónica Fein; el ministro de Gobierno, Pablo Farías, y el titular de la Pastoral Social de Drogadependencia, presbítero Fabián Belay.
“Ante los problemas concretos hay que poner lo mejor, desde cada lugar en que estamos, para solucionarlos”, dijo en la ceremonia el arzobispo Martín, y valoró “la pronta respuesta del gobierno provincial”.
Por su parte, Belay, al frente de la institución de recuperación reflejó su “gran alegría” por la asistencia oficial. “Es poder seguir sumando a una red pensada para dar respuesta a la realidad social que nos toca vivir”, remarcó.
Números para arriba
La asociación Comunidad del Padre Misericordioso es una entidad civil católica, que comenzó a configurarse en 2009 a partir del impulso que le dieron profesionales y voluntarios que venían trabajando con jóvenes adictos sin hogar. Hoy, forman parte de la asociación unos 20 profesionales que, junto a 60 voluntarios, trabajan en forma personal con jóvenes y adultos que padecen problemas de adicciones y están en situación de calle, ofreciéndoles un lugar para rehabilitarse. Además trabajan en la contención de familiares de personas con problemas de adicciones.
La Comunidad tiene su centro de tratamiento y recuperación en la zona norte, y un local de funcionamiento y recepción de donaciones en Zeballos 668, donde se atiende de lunes a viernes de 9 a 12.30 y de 16 a 20.30.
El proyecto está especialmente dedicado a trabajar con jóvenes y adultos de hasta 35 años en situación de pobreza o que vivan en la calle. Además del programa de recuperación brinda capacitación laboral en la industria textil, con manejo de máquinas de coser, el armado de diferentes prendas, acabado de las mismas y uso de máquinas industriales.
La entidad tiene además 250 socios y participa en la formación de voluntarios, los “Callejeros de la Fe” que quieran participar del trabajo. Los participantes pueden ayudar con el abordaje a personas, los trabajos de cocina, el acompañamiento a pacientes, la recolección de ropa y donaciones y su disposición o en los grupos de oración. También se piden choferes solidarios. Para sumarse a las iniciativas o apoyarlas se puede llamar al 440-6670, acudir al sede central o contactarse a través del sitio www.padremisericordioso.org.
“Nuestro objetivo es brindar una posibilidad a aquellos hombres que tienen problema con las sustancias y el alcohol, para que puedan dejar de consumir; proponemos una recuperación a largo plazo, promoviendo la capacidad de elección y la dignidad humana”, declaran los integrantes de la organización en su página.