En 2021, pese a la segunda ola el Covid se ubicó en el segundo puesto después del Hospital Central de Mendoza
El Hospital de Emergencias Clemente Alvarez fue uno de los tres hospitales del país que más donantes generaron durante el año pasado. Pese a las dificultades que tuvieron que atravesar durante la pandemia, las actividades de procuración y ablación de órganos para el trasplante no se resintieron: hubo 37 operativos de procuración de órganos y tejidos que sembraron esperanzas entre las personas que están en lista de espera para recibir un trasplante.
Los directores del hospital de emergencias rosarino y del equipo de trasplante que funciona en el edificio de Pellegrini al 3200 serán distinguidos este lunes por la tarde durante la reunión del Consejo Federal de Salud (Cofesa) del que participan los ministros del área de todas las provincias. El acto será en el Museo del Bicentenario y estará encabezado por la ministra de Salud, Carla Vizzotti.
El 2021 no fue un año fácil para los equipos de salud, sobre exigidos por la demanda de la segunda ola de Covid-19. Aun así, según datos del Instituto Nacional Central Unico Coordinador de Ablación e Implante (Incucai) el año pasado se realizaron más de 3.000 trasplantes de órganos y de córneas, una cifra que se ubica un 40 por ciento por encima de los trasplantes realizados en 2020.
Entre enero y diciembre, en el Heca se generaron 37 donantes de órganos y tejidos, ubicándose como el segundo del país, detrás del Hospital Central de Mendoza y seguido de cerca por el Hospital del Bicentenario Luis Federico Leloir de la provincia de Buenos Aires.
Una estrategia de relojería
"Hay distintos indicadores para medir la procuración de donantes, en general el Heca siempre estuvo entre los primeros del país", señala el director del nosocomio municipal, Jorge Bittar, y reconoce que en el contexto del 2021 las gestiones fueron más complicadas: los vuelos estaban restringidos, parte del personal administrativo trabajaba desde la casa, hubo que implementar formas de diagnóstico rápido de Covid. "Sin embargo, se mantuvieron los números", afirma.
Una parte de ese logro tiene que ver con la especialidad del hospital, centro de derivación de personas lesionadas en siniestros viales, accidentes laborales graves o heridos de bala. Pero también con el trabajo que, de manera constante y en forma anónima, realizan los equipos de salud del hospital.
Desde 2011, el Heca es un hospital donante lo que significa que la procuración de órganos y tejidos es una actividad más dentro del centro de salud e involucra tanto a una unidad específica de procuración como al resto de las áreas del hospital como terapia intensiva o clínica médica. Todos comparten la convicción que la donación es la única forma de salvar o mejorar la calidad de vida de quienes están esperando un trasplante.
"Tenemos una estrategia que asume a la actividad de procurar órganos como una tarea no de un grupo de expertos, sino donde todo el hospital toma un rol proactivo y sus rutinas son la de cualquier disciplina. En la unidad de procuración hay una coordinadora médica, profesionales de guardia las 24 horas, personal administrativo, coordinadores de operativos y especialista del área legal. Pero todo el hospital y la secretaría de Salud están involucrados en esto", describe Bittar.
Toma de conciencia
La ley Justina significó un punto de inflexión en la historia de la donación de órganos en el país. La norma dispone que toda persona mayor de 18 años es donante de órganos o tejidos salvo que haya dejado constancia expresa de lo contrario. Le ley lleva el nombre de la niña que la inspiró,
Justina Lo Cane, una nena de 12 años que falleció mientras aguardaba un trasplante de corazón.
Aun así, las familias de los pacientes que fallecen en el Heca son informados sobre la práctica de procuración y reciben acompañamiento. Hasta ahora ningún familiar de primer grado se negó ni frustró el operativo.
"Hay más conciencia entre la población, la actitud hacia la donación ha cambiado y es bueno que así sea para la salud de las personas que están esperando un trasplante. Son dos situaciones extremas, dos caras de la misma moneda: el que transita una desgracia, como es la muerte de una persona querida, y el que espera", dice Bittar y concluye que "la donación de órganos es uno de los actos de solidaridad más grandes que puede tener un ser humano".