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Proteccionistas locales explican por qué se cerró el Refugio de Animales de Arroyo Seco

El refugio funcionó durante años en Ruta 21 y acceso norte, en el ingreso del ex basural.

El refugio funcionó durante años en Ruta 21 y acceso norte, en el ingreso del ex basural.

Durante la sesión pública del Concejo Municipal de esta semana, ingresó al orden del día una nota firmada por proteccionistas locales que prestaron servicio durante años en el Refugio de Animales de Arroyo Seco (anteriormente conocido como perrera municipal), ya cerrado y sin animales. La nota fue presentada al Concejo el 11 de julio y detalla las razones del cierre definitivo del predio ubicado sobre la Ruta 21, en la zona del antiguo basural.

En el escrito, las firmantes relatan que el proyecto de remodelación de este espacio comenzó a fines del año 2011 con el aval del entonces intendente, aunque el municipio no contaba con presupuesto para su ejecución. Fue entonces que, junto a la Asociación APA Refugio Arroyo Seco, se realizaron numerosos eventos para recaudar fondos con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los 110 perros que habitaban el lugar, muchos en condiciones críticas.

Las instalaciones del predio estaban en completo abandono: tejidos rotos, portones deteriorados y casas en mal estado. Incluso se producían ataques entre los propios animales. Para 2017, las obras de remodelación culminaron y quedaban 45 perros, en su mayoría adultos. Sin embargo, según explican las proteccionistas, pocos fueron adoptados y la mayoría murió por enfermedades asociadas al entorno contaminado, como cáncer, tumores, afecciones cardíacas, gastrointestinales y hematológicas.

En la nota se recuerda que existía un acuerdo: una vez que ya no quedaran más perros, el refugio debía cerrarse o trasladarse a un espacio apropiado para animales en tránsito, sin contaminación ni plagas. Las firmantes destacan lo doloroso que fue acompañar la muerte de tantos animales, en especial durante el verano, cuando no había agua y el predio sufría inundaciones e incendios intencionales.

También se incluyó un desglose de facturas y donaciones recibidas para las obras. Se menciona la donación de mallas, portones y palos de quebracho, algunos de los cuales fueron robados o se deterioraron. En 2012, el municipio intervino con la compra de más materiales, aportó un albañil y, desde 2018, una empleada municipal colabora con la limpieza del área. También se mejoró el suministro de alimento balanceado.

Finalmente, las firmantes agradecen a todas las personas que colaboraron a lo largo de los años y proponen que, en caso de crear un nuevo espacio de tránsito, se trasladen allí los elementos donados. Además, destacan que los últimos perros fueron adoptados por la proteccionista Eulogia (Morel), luego de más de diez años encerrados, y que merecen “un final feliz”.

Firman la nota: Eulogia Morel, Valeria Luján y Ayelén Moreiras.

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