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“En Arroyo Seco, siete de cada diez personas sufren cáncer”

José Luis Bovalini. Foto: Conclusión

José Luis Bovalini. Foto: Conclusión

El cordón industrial ofrece diversas fuentes de trabajo y un gran movimiento económico, pero como todo, tiene su lado oscuro. El actual modelo productivo es manejado por las grandes empresas transnacionales y aceptado por las distintas administraciones del Gobierno desde la década del 90. Y promueve intereses económicos propios masificados por la falta de control y la complicidad de los sectores más poderosos. Este sistema logra que los campos y silos de la provincia de Santa Fe garanticen mayores ganancias para un reducido sector de la sociedad sin reparar en los costos sanitarios, ambientales y sociales convirtiéndose en una bomba de tiempo y perjudicando la calidad de vida de los pueblos.

Las fumigaciones con agrotóxicos constituyen un aspecto fundamental para el sustento de este modelo agro tecnológico y agroindustrial, mediante el cual se está llevando a cabo un verdadero proceso de envenenamiento.

En Arroyo Seco la situación es más que preocupante. José Luis “Coco” Bovalini vivió toda su vida en la vecina ciudad y convive todos los días con esta realidad. Cansado y preocupado por ver como la gente de su pueblo y alrededores se enfermaban “sin motivo”, decidió crear la ONG “Basta de Cáncer”. FullSizeRender

“Yo estaba mal porque mucha gente se enfermaba de cáncer y se murió un amigo de 40 años y se me ocurrió poner un pasacalle con la inscripción ‘Basta de cáncer, abramos los ojos’ y todos me empezaron a preguntar; allí es como comenzamos a juntarnos porque son muchos lo que estaban preocupados”, arrancó Coco.

La agrupación comenzó con mucha gente interesada pero luego se fue deteriorando.

“Hay muchas cosas que hacer y necesitamos gente, 7 de cada 10 personas que viven en el pueblo están enfermos de cáncer. Acá se ocultaba la enfermedad. En la partida de defunción ponían muerte por paro cardiorrespiratorio, pero no ponían la enfermedad que provocaba eso y era una forma de tapar. Ahora, luego de un arduo trabajo, se logró que cada vez que muera un paciente, se especifique cuál fue la enfermedad que lo causó”, informó.

La ONG viene trabajando desde hace unos 10 años. Han realizado charlas, movilizaciones, audiencias públicas y han logrado llamar la atención de todo un pueblo y sus alrededores. “Hemos logrado muchas cosas una que fue única en Arroyo que fue una audiencia pública en el Concejo municipal porque se iba a instalar una planta de silos en la entrada de la ciudad por la autopista, entonces dijimos que si permitíamos eso nos iban a rodear la ciudad con veneno. Nosotros logramos parar la obra y le cortamos el negocio a unos cuantos”, afirmó Bovalini.

Según informan desde la ONG, la situación es dramática y el ocultamiento peor.

“Ahora en la ciudad tenemos una empresa que hace biodiesel con productos altamente explosivos y peligrosos y lo permitieron, así que estamos en juicio nosotros con ellos. En una zona urbana no se puede poner este tipo de empresas”, aseguró y añadió: “Todos estos puertos cerealeros que han habilitado no deberían estar allá, toda la gente que esta en la zona del puerto vive enferma. No cumplen con la norma de seguridad para que el polvillo de estos químicos no vuele y se esparza por donde está la urbanización”.

“El Glifosato no te hace mal en el momento, la gente se piensa que es así, pero no. Quienes estudiaron el tema de los agroquímicos vieron que la soja transgénica nunca se debería haber aprobado. Ellos decían que los efectos se iban a ver en 15 o 20 años y estamos en esa época. Ahora se ve todo. Malformaciones, pérdidas en los embarazos, enfermedades, cáncer…”.

“Acá vinieron de Santa Fe, monitorearon distintas manzanas de la ciudad e hicieron el estudio, había estudiantes de medicina y gente de la municipalidad, yo me anoté para colaborar, pero los resultados de ese estudio nunca estuvieron. Si vos preguntas en cada casa siempre hay alguien o algún familiar enfermo”, comentó Bovalini.

Datos que asustan

Luego de varios años de estudiar, analizar e informarse sobre la situación de las fumigaciones en Arroyo Seco, la ONG “Basta de Cáncer” cuenta con datos alarmantes.

“Acá han habilitado cualquier cosa, está Monsanto en la entrada de la ciudad -por la ruta vieja camino al puerto- que tiene un depósito de agroquímicos y al lado pusieron una fábrica de zapatos, entonces tenés 200 personas trabajando al lado de una fábrica de veneno. Monsanto debería estar en el medio de 10 hectáreas de campo, que esté toda arada alrededor por si algún día pasa algo. Los agroquímicos son altamente explosivos, si llegase a explotar, entonces la onda expansiva tiene que ir debilitándose por el campo, si eso pasa acá, desaparece la población”, contó el fundador de la ONG.

Como dato a tener en cuenta: “Fumigan los alcauciles con productos de banda roja, un producto que es lo más venenoso que existe. Una planta para que libere ese veneno tiene que estar en la tierra 40 días, yo mismo pasé a los dos días y ya los estaban cosechando”, afirmó José Luis.

Las consecuencias llegaron al agua

Según informaron desde la ONG, el agua de Arroyo Seco perdió por completo su pureza y predomina la contaminación con arsénico y nitrato. “Acá el que puede comprar toma agua en bidones porque saben que no se puede tomar el agua de la canilla y el que no, se lo tiene que aguantar”, lamentó Coco Bovalini.

Y agregó: “El 95% de los productos que trabaja Basf es cancerígeno y tiran todos los desechos en el medio del río. No tenemos forma de frenarlos”.

Tal como la ley dice, “todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano…” y si dicha ley se cumpliría, las fumigaciones deberían hacerse a por lo menos 800 metros de las ciudades y no a menos como se encuentran ahora.

“Nosotros no queremos alarmar, ni armar una psicosis de esto, pero queremos informar porque se está jugando con la vida de las personas y los gobernantes no toman conciencia y miran para otro lado. No nos damos cuenta pero el aire, el agua y lo que comemos de está contaminado”, afirmó Coco y contó: “Gracias a la última movida que hicimos la gente se preocupó y logramos que se realicen muestras de las verduras que llegan a los mercados”, reafirmó Bovalini.

“Necesitamos gente que nos acompañe, que se anime a pararse frente a los camiones en Dreyfus o pelear un petitorio en el Concejo. Cada vez somos menos y necesitamos abrir los ojos, aunque sea por las próximas generaciones porque esto crece cada vez más y más”, finalizó.

Fuente: Por Candelaria de la Cruz. Conclusión

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