No desapareció por arte de magia. Por lo menos eso dicen quienes aseguran que el autor del hecho está identificado y que incluso hubo registro de las cámaras de monitoreo internas de la municipalidad. Pese a todo, al hecho lo rodea un inexplicable silencio es sepulcral de parte de los propios empleados de maestranza que supieron del caso y tampoco hubo afirmaciones de parte de funcionarios públicos que al ser consultados por La Posta Hoy, negaron lo ocurrido. Incluso hasta desde el sindicato de trabajadores municipales estarían al tanto pero en ningún momento lo admitieron.
Este semanario pudo corroborar con varias fuentes que todo ocurrió hace aproximadamente dos meses. Un empleado fue el que se habría llevado un motor trifásico que tiempo atrás se utilizaba para alimentar las bombas. En ese momento no estaba funcionando porque el sistema había cambiado. Pero, esto no justifica el faltante ya que nadie tiene permiso de llevarse lo que es de posesión municipal. Entre tanto, otra fuente del gobierno municipal confió en que obligaron a esta persona a devolver el motor que se había llevado o por lo menos manifestó que es lo único que sabía. Es que habrían amenazado al presunto ladrón con dejarlo afuera de la municipalidad. Así fue que el mencionado motor habría vuelto a aparecer del lugar de donde nunca tendría que haber salido.
Aunque hay otras voces que dicen que el artilugio no volvió más porque lo habrían desarmado para así aprovechar las partes y venderlas para repuestos.
No es la primera vez que se comenta sobre hechos similares donde trabajadores se apropian de elementos o material que ocupa el corralón. Uno de los casos más recordado fue el que tuvo lugar hacia finales de mayo de 2016 cuando unos 2000 litros de gasoil “se evaporaron” del tanque que estaba ubicado lindero al portón de calle Cardozo y Garaghan. Después de aquella circunstancia, la municipalidad avanzó en instalar cámaras y sumar otras medidas de seguridad. Pero parece que éstas no han sido suficientes.
El corralón tiene seguridad propia. Hay monitoreo, pero la municipalidad no pudo o no ha querido investigar lo necesario como para cargar responsabilidades sobre sus empleados. Otro de los escándalos que se conoció fue sobre la fiesta en el centro de monitoreo. A pesar de que los funcionarios estaban al tanto de que se contó con filmaciones que exponían a un grupo de municipales, nada sucedió y todo quedó como una anécdota. Fue un sábado al mediodía en el mes de abril y en plena cuarentena. Quedaron grabados y hasta bajo los efectos de alguna que otra latita de alcohol. Dicen que los sumarios llevan tiempo y, por ende, la investigación interna que pueda hacer el gobierno. Sin embargo y pese a que ya transcurrieron varios meses, todavía nada se supo públicamente por parte de la intendencia sobre esa reunión.