Karen Pérez, hermana de Cristián el muchacho que tuvo un gravísimo accidente mientras se trasladaba en moto por el acceso a la autopista, se refirió a su estado de salud. Pasaron algo más de cinco años de aquel episodio que lo había dejado en estado vegetativo. Hoy, sigue con en recuperación, pero todavía le restan otras piedras que sortear en este proceso. En este momento, está en lista de espera y podría ingresar como residente al Cottolengo Don Orione.
Siempre que habla de su hermano se le ilumina el rostro y además la pone contenta que la gente pregunte por él. Esta semana, después de postergar la entrevista por diversas cuestiones, finalmente pudimos charlar un rato sobre Cristián. Él hoy tiene 44 años y en diciembre se cumplieron cinco años de un accidente que no solo le cambiara su vida, sino a todos sus cercanos. Más aún a Karen que estuvo y sigue detrás de la asistencia y atención que él necesita. Todo se generó por una obra mal señalizada que provocó que quizás él no sea el mismo de siempre, pero está vivo y es lo más importante.
El primer parte que recibió tras el brutal golpe que sufrió en su cabeza, fue que iba a quedar en estado vegetativo para toda su vida, estuvo internado, pasó por intervenciones, rehabilitaciones, estadía en una residencia con vigilancia las 24 horas, y muchas otras tantas cosas que formaron parte de todos estos años; hasta que hacia 2019, la mamá de ambos pidió que él regrese a su casa de siempre. Tristemente a los 10 días ella falleció y Karen quedó prácticamente sola con Cristián. A la fecha y dado que él ahora camina y pese a que tiene dos personas que lo atienden y le hacen compañía cuando ella trabaja, la convivencia se torna difícil.
Karen explicó que “él está bien, solo le falta hablar”, pero también reconoce que no es la misma persona que era antes de tener ese accidente. “Tiene una discapacidad del 75 por ciento”, explicó. A su vez que se entiende que su custodia debe ser permanente y en este sentido fue más específica. “Antes era electricista, entonces por ahí llegas y lo encontrás desarmando un enchufe sin que esté cortada la luz. O capaz uno se duerme y él a las 3 de la mañana está podando los árboles del patio. Entonces por su seguridad y la seguridad de todos necesita estar en un lugar”, así lo comentó mientras la angustia era evidente en sus ojos.
Incluso Karen comentó que su hijo de 17 años arranca la facultad este año y con Cristián se hace un poco difícil. Por ello, empezó a golpear puertas y ver dónde lo podían recibir. Después de mucho peregrinar, encontró respuesta en el Cottolengo Don Orione de General Lagos. La llamaron el miércoles por la mañana para notificarla que su nombre está en lista de espera y seguramente pronto los van a convocar para una entrevista personal y ver si es posible que allí puedan aceptarlo, con todo lo que eso implica. No solo sería un cambio drástico para él, que incluso Karen aclaró que “él razona, entiende y se hace entender”, sino para ella misma y su hijo.
Un proyecto para ayudar a otros
Karen Pérez aprovechó la nota para recordar que cuando Cristián sufrió este hecho tan desafortunado, no sabía a quienes recurrir, a qué instituciones pedir asistencia, a qué teléfonos llamar o a qué profesionales consultar; entre otras tantas cuestiones que se le fueron presentando.
Después, con el tiempo y con los contactos que fue logrando; empezó a incorporar información y así pudo saber dónde se hacían determinados trámites y con quienes contactarse. Con la experiencia que fue acumulando, muchas personas que se encuentran en situaciones similares a la que ella atravesó la llama o se acerca para pedirle ayuda en pos de orientarlos para saber cómo se debe actuar en estas inesperadas circunstancias.
Allí fue cuando ella reconoce que se dio cuenta de que en Arroyo Seco no tenemos un lugar de asesoramiento eficiente y es por ello que sueña con que en algún momento puedan fundar una institución, oficina o dependencia para este tipo de asistencia a la sociedad y que la gente no se sienta sola.
Le preguntábamos qué es lo qué hace falta para ello. La respuesta fue que es necesario contar con recursos y, por lo menos, el alquiler de una casa, de un espacio que se disponga para tal fin, profesionales y gente como muchas ganas de brindarse al prójimo. No lo cree imposible, diríamos que se lo planteó como misión. Tratar de cosechar algo bueno después de todo lo malo que fueron atravesando. Dejar una semilla, pese a lo que le ocurrió a su hermano.