Ocurrió en un domicilio de Alvarado al 600. Los ladrones vestían correctamente y se movían en un automóvil color gris. Se sospecha que podrían los mismos que cometieron hechos similares en Arroyo Seco hace solo unos días.
Se disponía a tomar unos mates, cerca de las cinco de la tarde, cuando por la ventana pudo ver que un vehículo color gris aminoró la marcha. Segundos después escuchó que llamaban a la puerta, se dirigió a abrir y allí estaba un hombre bien vestido y de aparentes buenos modales.
“Veníamos a ver si estaba acá tu hijo”, fue la primera frase que utilizó el malviviente para entrar en confianza según María Elena Farías, una mujer que vive sola en esa casa desde hace un año y que “escapó de Rosario por miedo” para instalarse en un lugar más seguro junto a su familia.
Y así prosiguió “yo lo conozco mucho a él. Soy hijo de Lucente, me fui a estudiar a España, estuve cuatro años allá, me recibí de abogado y vine. Y como yo soy amigo de él, quería traerle la tarjeta para brindarle mis servicios”, dijo el hombre. Lo llamativo del discurso fue que es el mismo que se hemos escuchado en los relatos de otras personas de Arroyo Seco que padecieron casi lo mismo que María Elena.
Fue así que le pidió que le dé el número de teléfono de su hijo Eduardo pero como presuntamente no tenía donde anotar, le pidió a la mujer que entre a la casa para que busque birome y papel. Después de idas y venidas, el sujeto consiguió ingresar a la propiedad, ya que hasta ese momento estaban hablando en el umbral de la puerta para que segundos después otro sujeto también se entrometa en el interior de la casa de Alvarado 613.
“Esto es un asalto, si te portas bien no te va a pasar nada”, le dijo uno de los maleantes que ya la tenía por el brazo mientras le exigía que le entregue las “joyas y la plata”.
La llevaron al dormitorio, la tomaron por el cuello y hasta la intimidaron: “ahora te vamos a violar también y me sacaron la ropa pero no llegaron a consumir nada”, contó entre lágrimas la abuela. Pero no solo esto sino que también la mortificaron con el supuesto secuestro de su hijo Eduardo, del cual tenían datos certeros.
Finalmente, después de dejarla amordazada y tirada en el piso de la habitación huyeron en un rodado color “gris tirando al azulado, metalizado” llevándose oro y dinero que tenía para un viaje.
A posterior, María Elena, se arrastró hasta la mesa del comedor donde logró tomar el celular que estaba en su cartera y comunicarse con su hijo.
Minutos más tarde, después de que personal de emergencias AMAS la asistiera, se presentaron a hacer la denuncia en la Sub Comisaría 11º.
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Ocurrió cerca de las 5.30 de la mañana en la zona de Vélez Sarsfield al 900 (colectora de Circunvalación). Primeros indicios dan cuenta de que el conductor circulaba a alta velocidad y, por razones que aún están en investigación, se subió a la vereda e impactó contra el ingreso de una empresa de gestión industrial de residuos
Enrique Fabiani desapareció el 4 de junio sin dejar rastros. La última vez que lo vieron estaba en un campo de Entre Ríos a donde había ido a cazar.
Un ladrón que la sacó de la cama, la tiró al piso y le dio golpes en la cabeza y en la cara.