La semana pasada un fiscal de San Martín de los Andes acusó a una mujer de haber fingido un accidente en la ruta de los Siete Lagos para matar a su hijo discapacitado. Las últimas novedades del caso indican que no hay elementos para suponer tal intención.
San Martín de los Andes.- La semana pasada un fiscal de San Martín de los Andes acusó a una mujer de haber fingido un accidente en la ruta de los Siete Lagos para matar a su hijo discapacitado. Dijo que no había huellas de frenadas, árboles rotos ni guarda rail chocado y que se la había visto muy tranquila mientras su camioneta se desbarrancaba y su hijo se ahogaba. Ayer, el juez tenía que resolver si mantenía la hipótesis del accidente o aceptaba investigarla por homicidio doloso, por el que podría ser condenada a prisión perpetua. Analizó los testimonios de las maestras del nene, pediatras, kinesiólogos: todos hablan de una madre que dedicaba su vida para ayudar a un hijo con parálisis cerebral. Resolvió así que no existen elementos para suponer que haya tenido intención de matarlo.
El fiscal Manuel González sostuvo que Ana Gontek ingresó a la banquina al borde del precipicio “premeditadamente, con la clara intención de matar, ahogándolo, a su hijo”, según consta en la resolución a la que accedió Clarín. Que colocó en neutro la caja de cambios y no accionó el freno de mano “para que la camioneta, aprovechando la pendiente, se desbarrancara”. Con ese argumento pidió al juez Jorge Criado que la investigara. Le resultó sospechoso, además, que la mujer no se hubiera tirado al agua para tratar de salvarlo (aunque el accidente fue de noche, en un lugar sin iluminación y la camioneta cayó desde un precipicio, no se deslizó por una pendiente).
El juez lo rechazó. Por un lado, tomó las declaraciones de dos policías que la asistieron. Contaron que la mujer les dijo que un auto casi la choca de frente, que pegó un volantazo y que temblaba tanto que tuvo que parar en la banquina. Que, de los nervios, apretó todos los botones (ahí se abrieron las ventanillas) y que bajó de la camioneta para ver a su hijo: pero no vio que había estacionado al borde del barranco y la camioneta –lo dijo el perito accidentológico– ya estaba ladeada. Cuando reaccionó, estaba cayendo por el barranco. No corrió atrás porque creyó que los árboles iban a frenarla; en cambio, decidió correr por la ruta a buscar ayuda en el puesto de Gendarmería.
Por otro lado, tomó las declaraciones de los médicos. La de su pediatra, que dijo: “ A Bruno le habían pronosticado que iba a tener una vida corta por el tipo de malformación cerebral que tenía. Y ellos fueron modificando su vida en función del cuidado de este hijo ”. Contó, además, que Gontek había encontrado la forma de comunicarse con él: se había dado cuenta de que Bruno –que tenía 7 años y el desarrollo de un bebé de 8 meses– se tocaba la oreja cuando quería algo. Su papá dijo, además, que estaban felices: “ El día anterior salimos con la lancha con Brunito y mi mujer y fuimos a una playa. Estaba sorprendido porque por primera vez él podía agarrar la arena ”. Declaró también que su mujer pasaba horas masajeándolo para que no se atrofiara y que, como Bruno dormía dos horas por noche, ella se quedaba con él, abrazándolo. También hay testimonios médicos que dicen que “ tenía un pronóstico de vida de 1 año y vivió 7 por cómo la mamá lo cuidaba ”.
Esto, más el informe del perito accidentológico, que sólo vio fallas humanas –no haber puesto el freno de mano por el shock nervioso– permitió al juez concluir que “si hubiera querido matarlo había formas más sencillas”. Bruno era un nene que podía morirse si levantaba fiebre o si lo acostaban boca abajo. Ahora el fiscal apelará la decisión. Mientras tanto Gontek deberá declarar ante el juez, no como presunta homicida sino en el marco de un terrible accidente.
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