Brutal ejecución. Misterioso crimen de Luis Héctor Cabrera, propietario de una pequeña despensa barrial y una agencia de traslados no habilitada.
El escenario. Filiberto y Ezeiza, donde mataron a Luis Cabrera en un Renault 9, detrás del Mercado de Fisherton
Rosario.- "No se qué hacía mi papá con su vida". La hija de Luis Héctor Cabrera, remisero de 68 años asesinado ayer a la madrugada en barrio Gráfico, salió de la subcomisaría 22ª tratando de comprender aquellos secretos que los humanos suelen guardar. A las 3 de la madrugada el cuerpo de su papá fue encontrado en su auto, un Renault 9 color bordó con el que trabaja como remís no habilitado, que quedó estacionado en calle Ezeiza casi esquina Filiberto, a metros del paredón norte del Mercado de Concentración de Fisherton. Estaba sentado al volante, con el motor del auto apagado, las ventanillas bajas y tres balazos en su cuerpo. Uno le perforó la frente, otro el cuello y el tercero lo impacto en el hombro, todos sobre su costado derecho. No le faltaba ninguna pertenencia.
Si el hallazgo del cuerpo de Cabrera ya exponía una oscura ejecución, algunos detalles de la escena del crimen le agregaron al caso elementos para abrir varias hipótesis de investigación. En el asiento trasero del R 9, detrás del asiento de acompañante, se observaba manchas de sangre sobre el tapizado y en la alfombra de sobre ese lado. Y sobre el pavimento, al lado derecho del auto, quedó la evidencia de una hemorragia, todo lo cual hizo valorar a los pesquisas que en el auto viajaba otra persona. Quedó claro que este otro desconocido no sólo estaba herido sino que había perdido mucha sangre.
Toalla y vainas. Sobre ese manchón rojizo se encontró una toalla que fue secuestrada y enviada a pericias. Otro detalle es que en el lugar había, además de un plomo deformado, dos proyectiles intactos calibre 22, lo que llevó a inferir que el arma utilizada sería una pistola y que al abrir fuego contra Cabrera el arma se le trabó.
"La única hipótesis que se podría descartar es la del robo, ya que la víctima tenía en su billetera alrededor de 680 pesos, tres Nextel, uno de ellos sin chip, y un celular. Otro detalle es que a pesar de ser una noche sumamente calurosa y que el hombre trabajaba en un remís no habilitado, estaba bien alineado. Con pantalón de vestir y camisa", indicó una fuente allegada a la causa en manos de la jueza de Instrucción Roxana Bernardelli y los fiscales Viviana Baliche y Marcelo Vienna, titular de la Oficina de Causas con Imputados no Individualizados.
Los cuatro aparatos de telefonía móvil fueron remitidos a la policía científica para ser peritados y conocer las últimas comunicaciones que mantuvo Cabrera.
El último viaje. Luis Héctor Cabrera vivía con su esposa y su hija de 28 años en una vivienda del barrio Antártida Argentina. La familia tiene una pequeña granjita y Luis llevaba adelante su propio emprendimiento: la remisería avenida. Uno de los panfletos del comercio no habilitado estaba en el auto. Ese volante contenía el teléfono fijo de la casa de Cabrera y los números de dos de los Nextel y el celular que tenía en su poder la víctima.
Según fuentes allegadas a la pesquisa, la hija de la víctima relató que su padre y su madre estaban separados de hecho a pesar de convivir en la misma casa. La mujer indicó que su padre salió con un viaje alrededor de las 22 del lunes y que no supo más de él. Allí se abre una ventana de tiempo de aproximadamente cuatro o cinco horas. El médico forense que examinó el cuerpo de Cabrera dató la hora de su muerte entre las 2 y las 3 de la madrugada de ayer. Los investigadores confían que los celulares brindarán buena información sobre las últimas horas de la víctima.
Pistas en el teléfono. A las 3.05 de la madrugada un llamado al 911 alertó sobre la posibilidad de un herido de bala en Ezeiza y Filiberto. Una zona de Rosario a la que la oscuridad de la madrugada lo tiñe de tenebroso. Los pesquisas trataban de dar al cierre con un vigilador privado o un portero de uno de los depósitos que sería quien llamó a la central de emergencias.
Al llegar un móvil de Comando se toparon con un R9, dominio AEJ 843, estacionado a pocos metros de un camión "que duerme en la calle", como te se referencia a los vehículos que no se guardan en cocheras. El auto estaba a la altura de un terreno baldío y un depósito en la esquina antes referida y a unos 10 metros del paredón del mercado.
Un detalle no menor es que a unos 200 o 300 metros de la escena del crimen existe una cueva de venta de drogas, sobre Magaldi al 8500. El R9 tenía las luces encendidas y las ventanillas bajas.
Cabrera estaba sentado con su cabeza recostada sobre el hombro izquierdo y su brazo colgando de la ventanilla. Tres vainas servidas y dos proyectiles intactos calibre 22 estaban al costado de la puerta del lado del acompañante. Quien asesinó a Cabrera no se llevó nada y dejó abierta un sinnúmero de hipótesis sobre los móviles del asesinato. Investiga la subcomisaría 22ª y Homicidios.
La víctima estaba internada en el hospital Eva Perón de Granadero Baigorria desde el pasado 20 de octubre cuando intentó frenar una pelea a la salida del salón de eventos donde festejó los 15 su sobrina. Después de múltiples golpes, un joven de 19 años le propinó una patada en la cabeza mientras estaba en el piso. Este domingo se confirmó su deceso
Claudina se presentó en el Instituto Médico Legal para reconocer el cuerpo de su hija. "No puede seguir pasando esto, ni en San Lorenzo ni ninguna otra parte del país. Basta”, dijo.
El jefe de la Policía de Investigaciones, Natalio Marciani, confirmó que uno de los detenidos en la noche del jueves fue quien aportó información que les permitió encontrar el cadáver de la joven. “Todos nos hace presumir que la muerte fue cercana al día de la desaparición”, señaló
Lo halló la Policía de Investigaciones tras allanamientos que realizó en la noche de este jueves en Puerto General San Martín, donde había sido secuestrado un 308 gris que se presume que tendría relación con la desaparición de la joven de 20 años que había sido vista por última vez el 30 de octubre.