Rosario vivió escenas nunca vistas y a la tarde la policía detuvo a un gasista que trabajaba en la torre siniestrada. La explosión en un edificio por una pérdida de gas causó muerte y desolación.
Un escape de gas en un edificio de Salta 2141 causó, a las 9.40 de ayer, la peor tragedia que recuerde la ciudad. Un bloque de la edificación, de nueve pisos, se desplomó.
Rosario.- La devastadora explosión en un edificio del macrocentro por un escape de gas conmocionó ayer a Rosario y se convirtió en la peor tragedia en la historia de la ciudad. El saldo de víctimas confirmado por las autoridades municipales al cierre de esta edición era de 9 muertos (el juez habló de 12) y 62 heridos, aunque el dato más angustiante era otro: cerca de la medianoche las autoridades aún reportaban 14 desaparecidos. El feroz estallido provocó el derrumbe de un edificio de nueve pisos, colapsó los dos linderos y comprometió a otros de la misma cuadra. También causó estragos en torres y casas de varias manzanas a la redonda, al punto de que la zona se parecía a una ciudad bombardeada.
Eran las 9.40 cuando un potente estampido en uno de los tres edificios de Salta 2141 hizo temblar el área y se escuchó en buena parte de la ciudad. Ocurrió cuando un gasista cambiaba un regulador de gas y se produjo una gran fuga de ese fluido. Para Juan Carlos Curto, el juez correccional que investiga el grave episodio, ese hombre es sospechoso de ser el responsable de la tragedia. Anoche fue detenido y hoy será indagado bajo la imputación de estrago culposo, delito que consiste en causar —sin intención pero por negligencia— una gran destrucción con peligro común para mucha gente. Se castiga con una pena de entre un mes y cinco años de prisión.
La inminencia del desastre. Según un reporte de la Central de Emergencias 911, difundido anoche por el gobierno provincial, a las 9.32 dos mujeres reportaron por teléfono en llamados distintos un fuerte escape de gas en esa cuadra.
Cuatro minutos después un patrullero policial informó por radio que un gasista había denunciado lo mismo y reclamaba la presencia de técnicos de la empresa Litoral Gas.
A las 9.38 otra mujer llamó para dar cuenta de la fuga de gas, pero esa comunicación se interrumpió y un segundo después los operarios del 911, que funciona en Santa Fe y Balcarce, oyeron la explosión.
Muchos rosarinos reportaron haber escuchado lo mismo en distintos puntos de la ciudad, algunos incluso a más de 50 cuadras. Instantes después la zona se convirtió en escenario de imágenes parecidas a una ciudad en guerra y jamás vistas en Rosario: la explosión literalmente destruyó los frentes de varios edificios, casas y negocios de Salta al 2100 y la onda expansiva afectó a otros ubicados a varias cuadras a la redonda.
Tras la conmoción inicial, fueron los propios vecinos y transeúntes —algunos incluso lastimados— quienes comenzaron las desesperadas tareas de rescate de los heridos. Se vivieron momentos de gran incertidumbre, pero al mismo tiempo hubo gestos de una enorme solidaridad. Un persistente incendio provocado por la explosión agregó tensión y complicó a los rescatistas. El suministro de gas recién se cortó horas más tarde.
La llegada de bomberos y ambulancias permitió profundizar las tareas de socorro, pero pasó una hora y media hasta que el rescate comenzó a organizarse más metódicamente y los heridos pudieron ser evacuados hacia hospitales públicos y sanatorios privados.
Las imágenes del desastre comenzaron a trascender la ciudad e incluso el país, mientras que en Rosario la búsqueda de información sobre las personas que viven o estaban en el área le agregaron dramatismo a la situación. Hubo escenas desgarradoras en la cuadra de la explosión, pero también en los hospitales y en el Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias (Cemar), donde el municipio concentró la distribución de información sobre las víctimas.
A la tarde las autoridades bloquearon el acceso a la zona para facilitar la búsqueda de cuerpos, tarea que estaba a cargo de rescatistas y perros adiestrados. Hacia la noche la difusión de la lista oficial de desaparecidos aumentó la conmoción. El rastreo de información sobre esas personas acaparó todos los medios de comunicación y las redes sociales.
La torre que se derrumbó tenía nueve pisos y 18 departamentos, y se levantaba en medio de otras dos que conformaban un bloque. Los heridos más graves y las víctimas fatales estaban en ese edificio. Al cierre de esta edición, el rescate de víctimas continuaba.