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Trastornos del sueño por malos hábitos y rutinas agobiantes

Un especialista cuenta cómo influyen los ritmos actuales de vida en la aparición de desórdenes del sueño.

Foto: Imagen Ilustrativa

Foto: Imagen Ilustrativa

Lo que a veces no solemos asociar, es que nuestra vida cotidiana ha naturalizado algunos hábitos que producen trastornos del sueño. No remitiremos aquí a problemas físicos, sino a otro tipo de factores ambientales que influyen y mucho.

1- Si alteramos nuestro ritmo sueño/vigilia y de lunes a viernes nos levantamos a las 7hs y nos acostamos a las 12hs pero el fin de semana nos levantamos a las 14 hs y nos acostamos a las 7am, producimos una alteración de los ritmos circadianos similar al jet lag que sufrimos cuando viajamos entre zonas con diferencias horarias. Equivale a que todas las semanas viajáramos a china o india y volviéramos.

Estos ritmos circadianos sincronizan los distintos sistemas de nuestro organismo y su desorden produce los malestares que sentimos. La somnolencia y la excitación son parte de ellos. Si además le agregamos estimulantes o depresores del sistema nervioso como el alcohol, el café y las drogas, se puede entender el grado de perturbación de nuestro organismo.

Ni hablemos de otra practica mucho más perturbadora que son los turnos laborales rotativos. Estos impiden restablecer un ritmo sueño/vigilia. Tengamos en cuenta que la restauración del ritmo circadiano requiere 24 hs por cada hora de diferencia horaria. Lo que recomiendan los especialistas es mantener un horario fijo.

2- No querer irse a dormir y retrasarlo. Bastante frecuente. Suele estar asociado con no poder levantarse. Habitualmente puede deberse a un temor al comienzo del día que suele asociarse a angustia. El día termina resultando mejor de lo temido y ya no se lo quiere abandonar. Cuesta despedirse de los demás para irse a dormir. Se ve también en los niños.

3- Tener dificultad para conciliar el sueño. Suele provenir de dos tipos de fuentes: a) exceso de excitación en las últimas horas o b) temor al contenido de los sueños por el riesgo de reaparición de factores que fueron desestimados en la vida diurna.

4- Despertarse en medio del sueño. Se dice que los sueños son realizaciones ilusorias de deseos. Esto debería preservar el dormir. Sin embargo, el soñar un deseo atrae las asociaciones de las consecuencias indeseadas de realizarlo, aquello por lo que no lo hacemos en la realidad. Los sueños donde aparecen estas consecuencias son angustiosos y frecuentemente nos despiertan.

Otro factor que esta enlazado con el síntoma anterior y con el siguiente es la reaparición en los sueños de datos desagradables o angustiosos que fueron desestimados en la vigilia.

5- Despertarse y no poder volver a dormir. Esta relacionado al temor de la continuación del sueño soñado y sus componentes angustiosos. Otro factor vinculado es la imperiosa necesidad de hacer algo para resolver lo pendiente que se reveló en el dormir.

6- Dormir pocas horas. Relacionado a un permanente estado de alerta igual que el sueño muy "liviano". Como si fueran a recibir un ataque mientras duermen. Es un estado de alerta permanente. Corresponde a cierto tipo de fantasías inconscientes. Presenta riesgos clínicos.

7- No poder levantarse. Frecuentemente enlazado a temores a no poder afrontar el día.

8- Dormir y levantarse cansado. Puede deberse a patologías clínicas que deben descartarse. También puede corresponder a la dificultad para relajarse en el dormir. El estado de alerta persiste durante el sueño expresado en contracturas musculares.

Todos lo descrito corresponde y es expresión de contenidos inconscientes. Podemos intentar hacer cambios conductuales conscientes, voluntarios, pero su causa solo es accesible abordando los determinantes inconscientes.

Su abordaje y resolución requiere una psicoterapia psicoanalítica a fin de entender como resuenan las problemáticas cotidianas de nuestra vida actual, en nuestro psiquismo particular. Para esto no hay formulas ya que el psiquismo de cada uno depende de sus propias experiencias.

Fuente: Por el doctor Pablo Slemenson, psicoanalista. Clarín/ SM

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