La dueña del animal y la policía llegaron en el momento justo en que los delincuentes intentaban carnearlo. Ya le habían cortado los tendones y lamentablemente tuvieron que sacrificarlo para que no siga sufriendo.
Carolina Pérez de Calviño, que tiene su establecimiento ubicado en proximidad al Barrio Virgen del Luján, contó que no es la primera vez que sufren un hecho de similares características. Primero comentó que el viernes aproximadamente a las 20.30 horas escuchó ruidos y llamó a la policía. Al hacer una inspección por su predio se encontró con que habían intentado robarle abriendo una de las tranqueras y dejando salir a varios de sus vacunos. Ante esta situación y con la presencia de las autoridades policiales en su propiedad, los ladrones, no pudieron concretar el robo.
Sin embargo, ayer al mediodía recibió el llamado de un vecino mientras ella estaba haciendo una dirigencias. Esta persona le informaba que un par de sujetos estaban “carneando” animales dentro de su terreno. Al llegar al lugar pudo advertir que el único toro reproductor que tenía estaba lastimado y se encontraba “del otro lado del arroyo y cerca de las vías del ferrocarril”.
“Tenía los tendones y las manos cortadas”, describió la productora y agregó que pese a llamar al veterinario para ver si podían salvarlo, ya era tarde y lamentablemente “no se iba a levantar más” por lo cual le sugirió que lo sacrifique para que no siga sufriendo.
“Lo único que hicieron fue hacer daño. Si yo hoy tengo que volver a comprar un toro como este que teníamos me sale entre 35 y 40 mil pesos”, subrayó molesta e indignada por la situación. Pero no solo por el hecho de la pérdida económica sino por la querencia para con el animal. “Era muy manso” y “lo teníamos hace unos 5 años, lo compramos de chiquito”, señaló.
Carolina agregó también que al momento del arribo de los agentes al lugar pudieron atrapar a uno de los cuatreros. Sin embargo desconocía cuánto tiempo estuvo demorado. “Esto no es la primera vez que pasa”, remarcó dolida con el episodio y más aún lamentándose en que no pueden vivir tranquilos porque es una historia que suele repetirse casi como una constante.