En un partido que arrancó a pura emoción, Rosario Central empató 1 a 1 con River en el Gigante de Arroyito. El Canalla tuvo chances para ganarlo y para perderlo, pero dejó una buena imagen ante su público.
Dos equipos que se caracterizan más por el vértigo que por la tenencia de pelota, que buscan el triunfo sin dudarlo y que tienen jugadores rápidos en ataque, no podían hacer más que un encuentro abierto de ida y vuelta. Así fue, desde el primer minuto hubo acción, cuando Leonardo Ponzio sacó un remate fuerte que retuvo en dos tiempos Mauricio Caranta.
Dominó de pelota y situación de riesgo, así fue el trámite, imperdible para un espectador neutral y un calvario para los hinchas canallas y millonarios que veían un partido que parecía más de ping pong que de fútbol.
A los tres minutos de juego se rompió el marcador, una corrida espectacular de Manuel Lanzini llevó la pelota a Fernando Cavenaghi en la puerta del área, allí tocó para Teo Gutiérrez que volvió a repetir la fórmula. Pero el colombiano hizo un poquito más, rompió la fórmula y ante sus marcadores dio el pase perfecto para que Manu llegue mano a mano y ponga el 1 a 0.
El tanto fue suficiente para que se incline la cancha, Rosario Central iba contra Marcelo Barovero sin frenar un minuto a pensar. Eso, resultó contraproducente, porque cada embestida terminaba con un centro sin sentido.
Promediando la primera etapa y cuando el conjunto de Russo demostraba cansancio, apareció un centro ideal de Hernán Encina para Carlos Luna que se elevó más que su marcador y metió un cabezazo de cara al arco para el 1 a 1. La cancha se unió en un sólo grito, la conquista del Chino que volvió a ser.
El gol fue la solución a todos los problemas de Rosario Central, luego de la igualdad, el equipo de Russo tuvo 10 minutos dominio total del partido. Ele quipo era intenso y vertical, mientras que la visita no encontraba la forma de parar ese tren que formaban Rafael Delgado, Federico Carrizo y Hernán Encina.
Aún así, lentamente, el Canalla fue sintiendo en cansancio y llegaron las imprecisiones. El Millonario no lo dejó pasar y cuando apareció un espacio, Manuel Lanzini desbordó, tocó atrás para Leonardo Ponzio y entregó para Fernando Cavenaghi que dentro del área giró y sacó un tiro que se fue ancho. Dos minutos más tarde, River dejaba de lado la siesta que le había provocado el gol y exigió a Mauricio Caranta, Teo Gutiérrez abrió para la trepada de Carlos Carbonero, que en vez de tirar un centro, optó por la individual y sacó un remate que retuvo el arquero canalla.
Ya sobre el cierre de la primera etapa, los dos colombianos complicaron a Rafael Delgado, llegó el centro del volante, y cuando entraba Cavenaghi de cara al gol, Lisandro Magallán se armó mejor y anticipó el disparo. Así, apareció el descanso.
En la segunda parte las piernas empezaron a pesar, cuando eso sucede, el físico se queda para atacar y no para denfender. Menos presión, más juego y la pelota al piso, la promesa de buen fútbol era imperdible.
Pero, la ilusión se fue desplomando, las chances de gol no aparecían, el partido se hizo lento y se pegaba más de lo que se jugaba, Gabriel Mercado recibía una amarilla por una patada innecesaria sobre Federico Carrizo. El Pachi, era lo único que podía darle un salto de calidad al equipo. Por eso, Russo optó por sumar un nuevo recurso, con Sebastián Abreu que obligó a la salida del goleador auriazul, Carlos Luna.
Luego de la modificación, en una situación que roza lo absurdo, el partido estuvo suspendido cerca de siete minutos por un perro que ingresó al campo de juego. Pero poco cambió el escenario cuando volvió a rodar la pelota. El partido se había derrumbado, las intenciones de ambos equipos se habían quedado en eso y la acción no aparecía.
Nunca hay que bajar la guardia, así, Federico Carrizo hizo una de las suyas, desfiló por el límite del área, y sacó un tiro potente que se fue ancho. Al menos, los habilidosos seguían pensando en el espectáculo. Pero no eran todas buenas para Rosario Central, pocos minutos después apareció un pase largo para Leonel Vangioni, éste la punteó y Ferrari, sin dudarlo arremetió contra el jugador de River. Segunda amarilla y roja.
Ese erro infantil complicó los últimos minutos del local, que, si bien parecía tener el trámite resuelto. Fue retrocediendo, un poco por el desgaste del primer tiempo y otro poco, por tener a un hombre menos.
Sobre los últimos minutos aparecieron un puñado de chances, un cabezazo remate de Mercado que se fue al córner, después aparecía un remate de Vangioni y en el cierre, un remate de Lanzini que se fue ancho.
El partido fue abierto, los dos equipos tuvieron chances de gol, pero el conformismo fue más, cuando vieron que no podían ganar, se quedaron con la igualdad. Rosario Central, sigue sumando en la pelea por la permanencia, de hecho, ya tiene un punto más que el torneo pasado a esta altura. El objetivo es paso a paso y el Canalla lo sabe.