Tras una pobre primera etapa, en el segundo tiempo se despertó rápido y con goles de Ponce y Banega logró darlo vuelta. De esta manera los dirigidos por Lunari cortaron una racha de cinco partidos sin ganar como local.
Había que ganar, cortar la mufa, devolverle a la gente todo lo que ellos mismos habían dado durante el exigente semestre. Se juega por el honor, por el orgullo, lo que no es poca cosa. Newell´s debió sufrir más de la cuenta para llevarse el triunfo, pero cuando parecía que se le venía la noche, tuvo el temple para ir a buscarlo y darlo vuelta.
La primera parte fue bastante pobre, la Lepra arrancó con la iniciativa tal como se esperaba y Tigre se dedicó a esperar en su campo. En los primeros minutos parecía que el local podía imponer su juego, de hecho Banega tuvo el primer grito a los dos minutos con una gran jugada individual que se fue al lado del palo.
Sin embargo, a medida que fue corriendo el reloj los de Lunari se fueron desdibujando, ganaron en imprecisiones y ya no le llevaron peligro al arco de García. En frente, la contra era la única apuesta de los de Alegre y casi golpean primero a los 24, cuando con un potente remate de Wilchez Guzmán tuvo que intervenir con una gran atajada.
Como si las falencias que Newell´s no bastaran, el arranque del complemento rojinegro fue demoledor. De entrada lo expulsaron a Lunari por salir tarde y a los 4 un jugadón de Wilchez culminó en el primer grito de la noche. El zurdo gambeteó desde la mitad de la cancha hasta al área y cuando se metió en la misma Heinze le cometió penal, Nahuelpan lo transformó en gol y el panorama volvía a ser de incertidumbre.
Sin embargo el local reaccionó rápido y a los 9 llegó al empate. Villalba abrió a la derecha para la trepada de Beloso, quien de primera tiró el centro para la aparición de Ponce, quien con un preciso cabezazo contra el palo estampó la igualdad. A partir de allí, fue todo de Newell´s, Muñoz desperdició una mano a mano y el segundo estaba al caer.
Poco más pudo aguantar la defensa de Tigre, ya que a los 17 el rojinegro se puso en ventaja. Banega tomó la pelota en la mitad de chance y emprendió una carrera frontal, nadie le salió y desde unos 30 metros sacó un tremendo remate que se metió en el ángulo derecho de García, ante la simple mirada del arquero.
Los minutos pasaron, el Matador siguió sin inquietar y si bien el rojinegro tuvo algunas para liquidarlo, el marcador no se movió más. Triunfo para oxigenar, para seguir trabajando tranquilo y engrosar una campaña que comienza a dejar de ser mediocre. Los tres puntos quedaron en casa, la gente se fue feliz y el equipo parece volver a encontrarse con su mejor versión.