Se trata de Cesar “El Paisa” Frediani que por hobbie, fabrica replicas de la Copa del Mundo del Fútbol con la misma altura, forma y casi con el peso igual que la original. Comenzó con esto cuatro meses antes de que se iniciara el Mundial, y obvio que desde ese domingo en el que Argentina se coronó campeón, le llueven pedidos de toda la región y otras provincias.
“Empecé porque tenía fe de que íbamos a ganar este mundial”, cuenta. “Conseguí por internet una réplica en yeso y de ahí saqué el molde para hacerlas en cemento. Empecé a vender en el Parador y el día de la final, una nota en FM Vida y Canal 3, comenzaron a hacerme pedidos de todas partes.” Acá es donde asegura que su réplica pesa apenas unos trescientos gramos menos que la original de la FIFA de 6,1 kg.
Fue justamente el 18 de diciembre donde la producción se multiplicó de manera sorprendente, “era dejar mi celular a un costado y comenzar a anotar pedidos. Me siguen pidiendo. Tengo encargues hasta marzo. Pensé que iba a vender en la zona nada más, y me vienen a comprar de todos lados, de Buenos Aires incluso”, indicó agregando que además de la réplica produce una de un tamaño más chica que tiene una historia especial.
Es que no habían pasado muchas horas de la consagración de Argentina, cuando lo contactaron para pedirle veinte copas más chicas para usarse como centros de mesa en la fiesta que la familia de Lieonel Messi realizó el 29 de diciembre en el City Center de Rosario. “Hice los modelos chicos y ese día me animé y les mandé una réplica de regalo. Se la entregaron a Antonella y después me emocioné mucho cuando vi que tanto Messi, como Paredes y Di Maria se sacaban fotos con mi regalo”, manifestó sumado a las otras, de menor tamaño, que decoraron cada una de las mesas del evento.
Las terminaciones de cada ejemplar se hacen de manera artesanal, que además cuenta con la intervención de toda su familia. “Buscamos más moldes para hacer en cantidades. Un día lleno los moldes y al otro, lo desmoldo. Luego se le hace una base de porla líquida para sacar los poros y se lija. Después se le aplica una base de pintura impermeable y finalmente la pintura color oro sintética con los detalles en verde”, detalló en el proceso de producción.
De esta manera es como el fondo de su casa y gran parte del interior de la misma, se han convertido en espacios de las diferentes etapas de su fabricación. “Me han comprado futboleros, para regalos de cumpleaños, para torneos, para souvenir, mucha gente de Rosario y las hago solo por pedidos. Cuestan la grande $4000 y la chiquita, $1500. Y ahora ya estamos trabajando para tener también replicas del balón de oro, del botín de oro y del guante de oro”, agregó.
Y a un mes de la final de Qattar, el furor por la compra de estas copias de la copa no se frena. No obstante, Cesar está a la altura de la demanda aunque les aclara a los compradores que le tengan paciencia, que solo es cuestión de unos días para recibir su ejemplar. Que aunque solo es una réplica, pesa en el corazón argentino de igual manera que la original.