Seguinos en 
cielo claro
21°C
21°C
21°C
La pieza fue hallada incrustada en la superficie de una roca y se trata de un tornillo de dos centímetros y medio de largo, encontrado durante una expedición.
Fue durante una expedición llevada a cabo el 7 de octubre de 1996 para intentar la búsqueda de fragmentos de un cuerpo celestial cuya caída se reportó en la región de Kaluga, en el oeste de Rusia, protagonizada por el grupo Kosmopoisk, una organización científica encargada de investigaciones ufológicas, de criptozoología y otras ciencias que asustan a los científicos ortodoxos.
La piedra fue analizada por paleontólogos, que determinaron fehacientemente su edad: entre 300 y 320 millones de años. Según un artículo publicado en la Revista Ogonek la roca se examinó con rayos X, y para sorpresa de los investigadores, vieron que en su interior tenía incrustado por lo menos un tornillo más.
Los estudios descartaron también la posibilidad de que se trate de un fósil de tronco de crinoidea, debido a que su tamaño es muy superior a los más grandes especímenes de estos animales marinos, que suelen incrustarse en el lecho acuático por medio de un tallo que tiene forma similar a un tornillo, aunque su rosca es técnicamente diferente y fácil de distinguir de un artefacto mecánico, como se podrá apareciar en la foto de abajo.
El orígen de este oopart es tan desconcertante como inexplicable para quienes se niegan a la posibilidad de que nuestro ciclo actual llamado "tecnológico" no es más que uno de los tantos acontecidos en el pasado ( y en muchos casos evolucionados con mejor criterio científico que el nuestro, y utilizando energías más contundentes, limpias y sencillas), independientemente de la especulación de si alguno de ellos fue impulsado por civilizaciones procedentes de ciclos más avanzados de orígenes desconocidos
Tan extendido temor parece estar relacionado con creencias religiosas, mitológicas y leyendas históricas.
Encontraron una historia de conquistas que valida una de las más épicas batallas de los egipcios.
Un grupo de científicos comprobó que el Santo Sudario muestra signos de sangre de una víctima de tortura y desmiente los argumentos de que el manto que presuntamente envolvió el cuerpo de Jesucristo fuera pintado.
