El hombre bajó de su vehículo y comenzó a cavar, luego dio aviso a la dueña del campo y alertaron a la policía. "Se observa un caparazón completo, que podría ser un gliptodonte", analizó una especialista.
Un caparazón gigante, confundido con un "huevo de dinosaurio" por el trabajador que lo encontró, sorprendió a vecinos de un campo de Ezeiza.
La pieza de dos metros de diámetro fue hallada por José Antonio Nievas el día de Navidad, el viernes pasado, en un arroyo a 40 km de Buenos Aires.
“Estábamos con unos amigos en nuestra casa y mi esposo fue a ver algo del auto, y cuando vino nos dijo: "Che, encontré un huevo que parece de dinosaurio y nos reímos todos creyendo que era un chiste”, contó en su finca rural Reina Coronel, esposa de Nievas.
La enorme coraza semisumergida en un charco de lodo, atrajo el martes a curiosos mientras varios expertos coincidían con tan solo ver las imágenes en que se trataba de la caparazón prácticamente completa de un gliptodonte, mamífero familia de los actuales armadillos.
A partir de las imágenes que están circulando “no cabe duda que pareciera un gliptodonte, un animal extinguido hace miles de años y cuyos fósiles son tremendamente comunes encontrarlos en esta zona”, explicó Alejandro Kramarz, jefe de paleontología de vertebrados del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia.
El paleontólogo calcula que este tipo de caparazones corresponde a gliptodontes de hace unos 10 mil años, “lo cual es una antigüedad bastante corta”, indicó.
“Serían los últimos representantes de estas especies, porque estuvieron con los primeros pobladores de América”, dijo.
El científico apuntó que los fósiles que suelen encontrarse ahora son de los últimos representantes de esta línea de mamíferos que vivió en Sudamérica durante decenas de millones de años.
Mientras tanto los descubridores del fósil piden que se acerquen científicos cuanto antes porque en tan pocos días a la intemperie notan que se está agrietando.
“No sabemos que va a pasar con el huevo este, vamos a tratar de preservarlo para que no se dañe, porque después de tantos años allá bajo tierra, ahora se puede dañar”, dijo Coronel cerca de su casa, donde viven hace ocho años.
Kramarz agregó que aunque son comunes estos fósiles en esta región de América del Sur es muy raro que la gente dé aviso de sus hallazgos, y que en este caso corresponde a las autoridades de la provincia de Buenos Aires acudir a su rescate.
“Yo lo vi desde la ruta cuando pasaba y pensé que era una parte de un vehículo”, contó José Nievas al canal Todo Noticias poco antes de despertar la curiosidad de los vecinos que se acercaban a ver la coraza.
Los gliptodontes, antepasados de los armadillos, son “parte de la megafauna que vivió en el continente” sudamericano, eran herbívoros y llegaron a pesar una tonelada, explicó a la prensa local la paleontóloga Laura Cruz.
Tan extendido temor parece estar relacionado con creencias religiosas, mitológicas y leyendas históricas.
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