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¿Mito o realidad?: “Penis captivus”: el extraño fenómeno de quedar “enganchados” después del sexo

Es el síndrome del pene atrapado en la vagina. El primer caso documentado por la literatura médica tuvo lugar hace más de 100 años y el último, en 2005. Cuánto hay de mentira y cuánto de verdad en el tema del “abotonamiento” humano.

Foto: Thinkstock Photos

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El “Penis Captivus” –o síndrome del pene atrapado en la vagina- tuvo su primera aparición científicamente documentada hace más de 100 años. Por eso, tomando estos antecedentes de la literatura médica, el sitio BBC Health Check subió una nota para analizar el mecanismo fisiológico de este proceso que, si bien es nada usual, puede convertirse en una (dolorosa) realidad.

El doctor John Dean, uno de los entrevistados, afirmó que este problema “es muy poco común, pero ciertamente no debe descartarse como un mito. Es una de esas cosas sobre las que la gente tiene una fascinación culpable”.

Todo tiene su historia

Además, en la misma nota, recordó que en 1979 el British Medical Journal publicó un informe sobre este tema, que menciona algunos casos ocurridos en el siglo XIX. Otros, incluso, datan de tiempos medievales y, sobre todo, mencionaban situaciones de gente descubierta en relaciones clandestinas en las que quedaron “atorados”. En esas situaciones, el tratamiento fue oración y agua bendita, “mucha agua bendita bien helada”, destacó el profesional.

En 1870, agregó como detalle curioso, un ginecólogo alemán afirmó haber tratado algunas de estas situaciones. En una de ellas, un hombre estuvo 10 minutos sin poder “separarse” de su esposa tras finalizar la relación. En otra ocasión, una pareja necesitó de un baño y 20 minutos de forcejeos para poder terminar el acto sexual.

Pero no todo es tan lejano en el tiempo. En 2005, una pareja filipina se convirtió en noticia mientras era llevada al hospital en camilla al no haber podido separarse tras hacer el amor.

La intimidad del “abotonamiento”

“Lo que puede pasar, teóricamente, es que mientras el pene está en la vagina, se va llenando de sangre. Al mismo tiempo, los músculos del piso pélvico femenino se contraen rítmicamente durante el orgasmo, no al nivel de un espasmo, pero sí una serie de contracciones que duran varios segundos. Durante estas contracciones, el pene queda atascado por algunos segundos y se puede hinchar hasta que los músculos se relajan, la sangre vuelve a fluir del miembro masculino, se pierde la erección y el hombre se puede retirar. (…) Entonces, sucede, pero por 5 o 6 segundos; lo que pasa en que esa situación, 5 segundos probablemente parezcan una eternidad”, afirmó el doctor Dean.

Fuente: El Dínamo

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