La familiar de Walter Serra afirmó que su familiar le manejaba la contabilidad de la venta de cereal en negro a un comerciante que "tenía una deuda muy importante. El día que desapareció llevaba mucho dinero"
Rosario.- "Gastón Conde tenía una deuda y se la reclamaban a Walter, por los menos dos veces lo llamaron por teléfono a casa para recordárselo". La afirmación corresponde a la esposa de Walter Serra, el hombre desaparecido hace más de ocho meses y cuyo cuerpo sin vida —de acuerdo a pericias preliminares y rastros— fue hallado el domingo en Andino, a metros del río Carcarañá. La mujer, la hermana y la madre de Walter se acercaron a Tribunales para solicitarle al juez que investiga el hecho que insista en la hipótesis de la deuda (se habla de un millón y medio de pesos) atribuida a su empleador, "que sabe quién lo mató", denunciaron.
A medida que pasan los días y los estudios científicos (cotejo de piezas dentarias) se va confirmando que los restos óseos junto a ropa y documentación hallados en Andino corresponden a los de Walter Serra. Y su familia sostiene que pudo ser objeto de un asesinato por un ajuste de cuentas pendientes que él no asumió, sino Conde (conocido entrenador de rugby), el hombre para quien trabajaba en la contabilidad de fondos provenientes de la venta de cereales en negro y compra-venta de dólares en el mismo mercado.
Ayer, mientras aguardaban que el juez de Instrucción Nº 11 Hernán Postma las recibiera, Susana, mamá de Walter; Virginia, la esposa; y Paula, su hermana, expusieron ante La Capital sus sensaciones sobre la trama que envuelve el misterioso móvil del homicidio y hablaron de cuestiones que se van conociendo de a poco.
"Sabe quién lo mató". "Había una deuda y se la reclamaban a Walter, desconozco quiénes eran. Por los menos dos veces lo llamaron por teléfono a mi casa para recordárselo. Era gente que hizo negocios con Conde, Walter me lo comentó un poco preocupado en un viaje hacia Rosario de vuelta de Arroyo Seco, donde fuimos a visitar a mi familia", dijo ayer Paula antes de remarcar que "Gastón sabe quién lo mató" en un bar de la esquina de Tribunales, donde compartía un café con su suegra y su cuñada.
También admitió que su marido le trasladó varias veces ese reclamo de los acreedores a su jefe y éste le contestó: "Hacete el boludo, patealo para adelante", como desentendiéndose de la cuestión. Por estas horas la familia del hombre que también trabajaba como encargado de un bar ubicado en Córdoba y Alvear desde las 18 hasta al cierre del comercio, creen que se trató de un crimen por encargo y no era el real destinatario.
Además, siguen sosteniendo que Walter era apenas un auxiliar administrativo que, como le gustaba la tarea, administraba la contabilidad del negocio "Era un empleado, manejaba mucho dinero de cobranzas. Era bastante confiado y siempre me decía: «Vos, cualquier cosa, ocupate de la nena (por su hija)» cuando yo le transmitía que estuviera atento a las salideras", recordó Virginia.
Sobre el negocio de los cereales en negro, admitió que en "la oficina se manejaban cinco o seis cuentas de titulares de campos" que hacían circular el dinero en ese mercado. También tenía un círculo de personas que le confiaban la venta de dólares", explicó la mujer de Walter que, tras el desmembramiento familiar, regresó a Arroyo Seco, donde vive con sus padres y su pequeña hija.
A su lado, Susana se mostró angustiada. Por la mañana se sometió a una extracción de sangre en el Instituto Médico Legal, muestra biológica que se cotejará con rastros del cadáver hallado cerca del río Carcarañá, en Andino. Eso permitirá obtener la compatibilidad del ADN y confirmar si el cuerpo pertenece a Walter.
"Nosotros no lo culpamos, pero dada la amistad que tenía con Walter y la relación de trabajo, puede dar una pista, decir algo para tener la punta del ovillo. Nos llama la atención que se haya aislado. Como mamá le pedí tomar un café, pero nunca más me atendió", dijo la mujer sobre la llamativa posición de Conde.
Hace unos pocos meses, y tras la desaparición de su hijo, Susana decidió mudarse a Santa Teresa.
Paula permaneció más callada. Contó que también se tuvo que mudar al pueblo con su pareja y sus hijos. Al caminar hacia el encuentro con el juez, reflexionó en voz alta sobre las consecuencias que podría sufrir luego de exponer públicamente lo que conoce del caso (ver aparte).
El hombre de 38 años y padre de una nena de dos, desapareció misteriosamente el 24 de octubre de 2012 cerca de las 13.30 luego de dejar a su mujer y a su esposa en la esquina de España y Córdoba. Su moto fue hallada cerca del cordón de la vereda de Jujuy al 2100, con la llave colocada.
La víctima estaba internada en el hospital Eva Perón de Granadero Baigorria desde el pasado 20 de octubre cuando intentó frenar una pelea a la salida del salón de eventos donde festejó los 15 su sobrina. Después de múltiples golpes, un joven de 19 años le propinó una patada en la cabeza mientras estaba en el piso. Este domingo se confirmó su deceso
Claudina se presentó en el Instituto Médico Legal para reconocer el cuerpo de su hija. "No puede seguir pasando esto, ni en San Lorenzo ni ninguna otra parte del país. Basta”, dijo.
El jefe de la Policía de Investigaciones, Natalio Marciani, confirmó que uno de los detenidos en la noche del jueves fue quien aportó información que les permitió encontrar el cadáver de la joven. “Todos nos hace presumir que la muerte fue cercana al día de la desaparición”, señaló
Lo halló la Policía de Investigaciones tras allanamientos que realizó en la noche de este jueves en Puerto General San Martín, donde había sido secuestrado un 308 gris que se presume que tendría relación con la desaparición de la joven de 20 años que había sido vista por última vez el 30 de octubre.