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Pesadilla: Asaltan a una embarazada, la tiran en una zanja y le gatillan

La víctima volvía a su casa con su cuñada, tras comprar regalos de Navidad. Dos motochorros les tiraron, pero las balas no salieron. “Fue horrible”, dijo la joven, que sufrió un grave corte en un pie.

Estoy en shock. Veo un movimiento brusco y tiemblo”, le dijo a Clarín la embarazada. Detrás suyo, Cintia, la otra víctima./Foto: MAURICIO NIEVAS

Estoy en shock. Veo un movimiento brusco y tiemblo”, le dijo a Clarín la embarazada. Detrás suyo, Cintia, la otra víctima./Foto: MAURICIO NIEVAS

La Plata.- Otra vez un ataque de motochorros tuvo como blanco a una embarazada. Ahora la víctima resultó una joven que el viernes regresaba a su casa del barrio San Carlos, en La Plata, después de realizar las tradicionales compras navideñas. Dos ladrones atacaron a dos mujeres, las golpearon, las tiraron en una zanja y les dispararon varias veces, aunque las balas no salieron.

Belén Castillo (22), que espera una nena desde hace cinco meses, terminó en una fosa repleta de aguas servidas, mugre y botellas rotas. Al caer, se cortó un pie. La rescató una vecina y la llevó al hospital de Melchor Romero. Allí la curaron pero tuvieron que operarla de un tendón y le dieron 40 puntos de sutura en la pierna izquierda.

La brutalidad de la agresión modificó sus planes para dar a luz. “ Era una gestación normal, pero tendrá que ir a cesárea programada porque el tratamiento de sus heridas demandará por lo menos cuatro meses”, dijeron a Clarín en el centro asistencial.

Después del ataque y las primeras curaciones, los médicos dejaron ir a Belén a su casa. Pero esa noche tuvo convulsiones y sus familiares llamaron a la ambulancia para llevarla a la Guardia. Ayer, recibió el alta definitiva.

“Estoy en shock. Veo un movimiento brusco y tiemblo. Todo fue horrible”, le contó la joven a Clarín, en la casa de su suegra, donde se aloja para facilitar la asistencia médica.

El viernes al atardecer –todavía había luz natural– Belén y su cuñada, Cintia Bártoli, retornaban del centro de la capital bonaernese. Ambas llevaban regalos para los chicos y algunos productos para preparar la cena.

En 36, entre 143 y 144, a pocos metros de su destino, una Honda Wave negra se le cruzó en el camino a Cintia, que manejaba y apenas pudo maniobrar para evitar perder el equilibrio arriba del vehículo.

Pero lo peor estaba por venir.

Con violencia y rapidez los ladrones atacaron a las mujeres. Se llevaron dos celulares nuevos, 2.000 pesos y la moto de Cintia. “ Se nos vinieron encima y nos agarraron de los pelos.

Empezamos a gritar pero fue todo muy rápido. Los pibes no dudaron en empujarnos a las dos y terminamos tiradas en el zanjón”, recordó Bártoli.

Todo pasó en menos de cinco minutos. Pero suficientes para transformarse en un momento de pesadilla. Después que Belén cayó, no podía salir por el dolor. Y comenzaba a sangrar. Cintia, desesperada, corrió para evitar que se llevaran su vehículo. Pero uno de los agresores le apuntó a la cabeza y apretó el gatillo. Otra vez el disparo no salió. “ Yo creo que nos apuntaron como diez veces. Por suerte no salieron las balas”, contó ayer Cintia.

Andrea, que vive en la esquina donde ocurrió el ataque, ayudó a Belén a salir del lodo. Y en un auto la llevó al hospital. “A los 10 minutos llegaron los patrulleros del destacamento de La Unión. Ya no había nada para hacer”, se quejó.

Según las descripciones de las mujeres, los ladrones tenían entre 18 y 25 años. El que bajó de la moto era morocho y llevaba el pelo muy corto. Creen que se trataría de jóvenes que viven cerca y que robaron hace unos días a otros vecinos.

El barrio San Carlos, en esa zona, es una boca de lobo. Con inmensos terrenos baldíos repletos de malezas de hasta dos metros y sin una luminaria, llegar hasta la casa donde vive Cintia es una acción de alto riesgo. “Hace dos años que venimos reclamando que pongan iluminación en la zona. Tenemos varios pedidos por escrito. Pero esto parece tierra de nadie ”, se quejaron las víctimas del robo.

Belén vive con su pareja en Los Hornos. Es el hermano de Cintia. Además de la nena que espera para abril, tiene otras dos de 2 y 4 años. Ambas trabajan en un programa del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Ahora pasará las fiestas con su familia política.

“Me tengo que quedar en lo de mi suegra porque no me puedo mover y hay que atender a los chiquitos”, comentó Belén. Será una Navidad diferente. Con la tensión de haber vivido de cerca el impacto de un hecho de inseguridad. Y la incertidumbre por la etapa fin

Fuente: Clarín

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