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Por la inseguridad, los cines del centro rosarino suspendieron las funciones de trasnoche

Las funciones de las 22 tampoco tienen mucho público. En la peatonal San Martín, los comerciantes están hartos de los robos. Advierten que después de las 21 las calles quedan vacías, falta iluminación y no hay policías.

Tierra de nadie. La plaza Montenegro, frente al cine Monumental, se torna muy insegura. Allí había una garita policial que fue desmantelada.

Tierra de nadie. La plaza Montenegro, frente al cine Monumental, se torna muy insegura. Allí había una garita policial que fue desmantelada.

El centro de la ciudad ya no trasnocha. El cierre de los comercios, cada vez más cerca de las 20 que de las 21, marca casi en forma unánime el final del día. Los complejos de cine suspendieron sus funciones trasnoche los fines de semana y las películas que empiezan a las 22 encuentran poco público. Para los administradores de las salas, la falta de seguridad y de iluminación de las peatonales conspiran contra los planes de diversión.

"Después de las ocho acá no queda nadie, la peatonal es un desierto", afirma el administrador del cine Monumental, Daniel Grecco, mientras recorre con la vista la esquina de San Martín y San Luis, donde se levanta el histórico complejo de 9 salas.

Hace un mes, los dueños del cine decidieron suspender las funciones trasnoche de los sábados. La última película que se proyectó pasadas las 24 fue "Batman versus Superman". Los espectadores no llegaban a cien y "no alcanzaban ni para cubrir los gastos".

A las proyecciones que empiezan después de las 22 también les falta público. Hace pocos días, cuatro de las nueve salas estaban desiertas.

Para Grecco, la falta de público está relacionada con los cambios de rutinas que impone el miedo a sufrir alguna situación de inseguridad; pero también con el pobre entorno que ofrece la peatonal San Martín, donde en varias oportunidades los comerciantes denunciaron su hastío frente a los constantes robos, arrebatos y riñas callejeras.

"Lo hemos dicho varias veces, necesitamos más vigilancia durante la noche", se queja y hace un cálculo rápido. "Desde las 8 hasta las 20, entre San Luis y Córdoba hay 12 policías, 4 agentes de la federal y 6 inspectores de la Guardia Urbana Municipal; pero fuera de ese horario no queda siquiera un patrullero", explica.

Un páramo. Néstor Zapata lleva siete años al frente del Arteón. Reabierta en 2009, la sala suma funciones de cine y teatro en el emblemático espacio de Sarmiento al 700. De jueves a sábados, las proyecciones tienen dos horarios, las 20 y las 22. Y mientras la primera función está siempre completa, a la segunda le sobran butacas vacías.

"Cuando cierran los negocios, la peatonal Córdoba queda en la más absoluta soledad, los comercios bajan las persianas, apagan las vidrieras y las calles quedan vacías. A excepción del bar El Cairo y el Arteón, después de las 21 no hay nada abierto", afirma Zapata. La postal, dice, abona la sensación de inseguridad "y los primeros que dejan de venir son las personas mayores o los que salen solos".

El autor y director teatral advierte que "para que pueda mantenerse el centro como un área cultural tiene que existir movimiento de gente y buenas propuestas", pero también vigilancia y transporte público.

"Hemos planteado el tema a la Intendencia y alguna vez presentaron un proyecto para hacer un corredor cultural por calle Sarmiento. Sin embargo, aún estamos esperando", agrega.

Antes de la una. El complejo de Cines del Centro está en el primer piso del shopping del Siglo, en el sector más recoleto del centro de la ciudad. Tanto el centro comercial como las sucursales de varios bancos cuentan con vigilancia privada; aún así la proyección de películas nunca se extiende más de la una, ni siquiera los días de estreno o los fines de semana y feriados.

"Alguna vez quisimos probar hacer trasnoches y no funcionó. Si bien estamos en el shopping, las entradas se compran bajo cubierto y hay un montón de guardias de seguridad, hay que animarse después a salir y caminar a buscar el auto o hacer algunas cuadras hasta llegar a casa. Después de las 21, la calle está oscura y quedan pocos bares abiertos", cuenta Alberto Morrone, administrador de las cuatro salas del Paseo del Siglo.

Como sucede en el Monumental o en el Arteón, también allí las primeras funciones son las más concurridas. "En las tres primeras, la mayoría de los espectadores son gente grande. Un público que ya no se ve en la cuarta función, porque la falta de seguridad los encierra en la casa. Pasa en Rosario y pasa en todo el país", señala Morrone.

Mientras tanto, como las continuado, las funciones de trasnoche van camino a convertirse en un recuerdo del pasado.

Fuente: La Capital

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