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En las últimas semanas, el nivel del Río Paraná ha presentado una preocupante disminución, afectando la capacidad de carga de los buques que navegan por esta vital vía fluvial. Según datos proporcionados el puerto de Rosario reporta actualmente una altura de 0.57 metros, un valor notablemente inferior a los niveles normales esperados para esta época del año.
Este descenso no solo impacta la navegación, sino que también pone en riesgo las operaciones comerciales que dependen del transporte fluvial. Con un menor calado, los buques están saliendo con menos carga, lo que podría traducirse en pérdidas económicas y un aumento en los costos de transporte.
Las autoridades y actores del sector siguen de cerca la situación, esperando que el nivel del agua no continúe bajando. Si la tendencia persiste, se verán obligados a ajustar las capacidades de carga permitidas, lo que complicaría aún más el panorama para el comercio marítimo en la región.
Este fenómeno, que se suma a una serie de desafíos ambientales, recalca la necesidad de adoptar medidas para gestionar de manera sostenible los recursos hídricos y garantizar la navegabilidad del río.
Desde la cerealera Louis Dreyfus reconocieron que hay un perjuicio en las operaciones por que los barcos salen con menos carga pero no es tan dramático. Según el gerente de la cerealera de General Lagos Luis Zubizzarreta no es la primera vez que se vive una situación como la actual y reconoció que al cargar menos los barcos el valor de venta es mas bajo por que el flete es más caro y hay un perjuicio para el productor en el precio”.
El jerárquico dejó claro que esta bajante no va a matar la operatividad de los puertos al recordar que “antes de la Hidrovía el calado de los puertos era de era 27 pies, y para que eso suceda falta mucho con lo cual estamos lejos de semejante situación”.
