Sin lugar para los visitantes en el Gigante y con el Coloso cerrado, cientos de hinchas de Newell’s se reunieron en una esquina con tradición futbolera. Siguieron el partido y, a pesar de la derrota, proclamaron su lealtad sobre la calle.
Rosario.- Cualquier clásico en el Gigante de Arroyito hubiese encontrado a los hinchas de Newell’s ocupando la popular que está de espaldas a Génova. Pero un certamen en el que la AFA no admite visitantes y con un antecedente de incidentes en el Coloso que hicieron que el club del Parque estuviese cerrado, una improvisada tribuna rojinegra se formó en avenida Pellegrini.
El punto de referencia fue la esquina de Paraguay, donde El Paso Sport, un bar con tradición futbolera, albertó a cientos de leprosos. De hecho, y para evitar incidentes, sólo los rojinegros podían ingresar en este domingo de clásico y Día de la Madre.
Con camisetas, gorros y banderas, se fueron concentrando desde temprano para tener una mesa. Los que llegaron tarde, cantaron y alentaron desde afuera, pero con poco margen para seguir los 90 minutos por televisión.
A la esquina no le faltó nada para ser la “tribuna” rojinegra. Hubo custodia policial, seguridad privada, venta de remeras, pirotecnia afuera y hasta TV en vivo: un móvil de un canal de Buenos Aires que no podía transmitir el partido se apostó dentro y fuera del local comercial y emitió imágenes durante toda la tarde.
Poco a poco el clima se fue colmando de euforia y no faltó el rito de recibir al equipo con papelitos. Hubo silbidos a Russo, DT canalla, y aplausos para Berti, Guzmán y Heinze cuando la transmisión oficial los enfocó.
“Saludá al campeón”, cantaron, cuando Bernardi y compañía asomaron en un Gigante exclusivamente reservado para la parcialidad auriazul.
Acompañados por picadas, gaseosas y fundamentalmente cerveza –lo que más pidieron fue el “misíl” de trws litros-, los leprosos descargaron su bronca con los goles canallas y dieron rienda suelta a la alegría con el empate transitorio de Maxi Rodríguez. “Vamos Newell’s, vamos, ponga huevo, que ganamos…”, deliraron.
La algarabía fue creciendo con el partido del conjunto de Berti. Pidieron penal a Casco y se lamentaron largamente con el tiro de Figueroa que dio en el poste. De hecho, cuando Newell´s hilvanó un par de toques seguidos no dudaron y sonó uno de los últimos hits: “Somos el equipo más grande de todo el interior”.
Con el 1-2 desfavorable, el nerviosismo colmó la escena. Descargaron su desazón contra el Sapito Encina, hubo entusiasmo con el ingreso de Trezeguet y una marcada división entre los que aprobaron y los que reprocharon la decisión del DT de mandar a la cancha a Damián Manso.
La euforia volvió con los dos goles de Tigre ante Arsenal que la TV mostró. El éxito de los de Victoria le impidió a los de Sarandí alcanzar a la Lepra en lo más alto del campeonato.
También hubo un fuerte empuje con los embates del final, aunque las lágrimas aparecieron cuando Vigliano decretó el cierre y la victoria de Central. No faltaron los reproches y empujones con el resultado adverso, pero todo cambió afuera.
En la esquina de Paraguay y Pellegrini, y en medio de un celoso operativo de seguridad y tránsito, los leprosos se volcaron a remarcar su lealtad pese al revés en el clásico. “Soy de Newell’s”, gritaron.
Y entre bombas de estruendo y bengalas de humo, cantaron una y otra vez por su pasión hasta que la luz fue cayendo con la tarde. “Y más te aliento, si vas perdiendo, es un sentimiento, no trates de entenderlo…”, sonó.
En el medio, no faltaron algunos intercambios de insultos con la policía ante el intento de ir a cruzar a quienes salieron a tocar bocina por el triunfo canalla. Es que los leprosos, que no pudieron estar en el Gigante ni en el Coloso, improvisaron su tribuna en Paraguay y Pellegrini. Y lo vivieron igual que en cualquier estadio.