José María Arancibia, ex arzobispo de Mendoza y designado por el Vaticano para llevar adelante la investigación sobre presuntas irregularidades en el Arzobispado de Rosario, confirmó ayer que ya elevó su informe al Vaticano pero admitió que desconoce cuándo se tomará una determinación con respecto a la situación de José Luis Mollaghan.
El prelado pidió no sacar "conclusiones que pueden ser apresuradas o injustas" y esperar la evaluación del informe. El sacerdote se refirió a la "visita fraterna" que realizó durante cinco días en noviembre y otros cinco en diciembre para interiorizarse de la situación generada a partir de denuncias sobre presunta malversación de fondos, supuestos padecimientos psiquiátricos de Mollaghan y denuncias de laicos y sacerdotes por "maltratos".
Tras conocerse las denuncias, el propio Mollaghan las tildó de "maliciosas y malintencionadas". Sin embargo, la presencia de Arancibia no parece ser un dato menor teniendo en cuenta que fue designado por el Vaticano.
En declaraciones a LaCapital desde Córdoba, Arancibia fue consultado sobre la marcha de la investigación en el Arzobispado de Rosario y sostuvo: "El comunicado de la Nunciatura es bastante claro, por eso es poco lo que puedo agregar. El mandato viene de la Congregación de Obispos del Vaticano, la Nunciatura lo transmite y yo, que soy visitador, realizo una visita fraterna en donde se escucha a la gente. Eso lo hice cinco días en noviembre y cinco días en diciembre. Después, se elabora un informe que se eleva a quién lo decidió y posteriormente las autoridades verán cómo lo maneja y qué discernimiento hacen".
Cuando se le recordó que había denuncias concretas, el enviado del Vaticano puso distancia y responsabilizó a los medios de comunicación sobre las mismas: "Las acusaciones concretas son de la prensa, no son nuestras. Las acusaciones públicas las ha inventado (sic) la prensa..."
—¿Inventado?
—Es decir, las ha formulado la prensa, digamos así. La visita anunciada y hecha no tiene más motivos que el deseo de conocer la situación (en el arzobispado). No ha formulado otros motivos. Se quiere conocer una situación de cerca.
—Pero se habla de malversación de fondos, de supuestos padecimientos psiquiátricos del arzobispo...
—No me pida cuentas a mí de eso, porque por respeto no lo voy a comentar. Yo fui el que escuchó, el que informó al Vaticano. Todo esto está en el ámbito de la comunicación pública, pero no se pueden poner este tipo de cosas en mi boca. Tengo que respetar el carácter de la visita.
—Se habla de una posible intervención del Vaticano.
—No es una intervención, en eso hay que decir las cosas como son. Intervención es cuando alguien toma el gobierno. Usemos bien las palabras, no confundamos a la gente. La palabra intervención es un palabra clara utilizada en todos los ámbitos. Es una visita fraterna para conocer, no es una vista de autoridad porque no voy con autoridad de decidir nada. Es un mandato de escuchar e informar, dos palabras bien claras que entiende todo el mundo. Lo otro son suposiciones a futuro, vamos a ver. Ya está la visita hecha, el informe tiene que llegar a las autoridades, ellas lo estudiarán y tomarán las decisiones. Por eso el comunicado dice al terminar que no hay que sacar conclusiones que pueden ser apresuradas o injustas.
—¿El informe ya fue elevado al Vaticano?
—Sí, claro. Lo que no desconozco es si hay una fecha para que se tome una determinación. Y me imagino que en el medio está la cuestión de las Fiestas.
—¿Entrevistó a religiosos y laicos durante su visita?
—No he dado la lista ni la voy a dar, porque me parece que hay que ser cuidadosos con las personas. Si uno respeta a las personas éstas se sienten mejor.