"Prima facie, es una fábula". Así definió la fiscal de Cañada de Gómez, Natalia Benvenuto, a la denuncia mediática de una joven sobre la supuesta desaparición de su padre y un socio.
"Prima facie, es una fábula". Así definió la fiscal de Cañada de Gómez, Natalia Benvenuto, a la denuncia mediática de una joven sobre la supuesta desaparición de su padre y un socio, y su posterior aparición, con heridas de arma blanca y de fuego, en un sanatorio de la ciudad de Buenos Aires. Lo cierto es que nada de ello se ha podido comprobar; ni siquiera la identidad de la denunciante ni la de los protagonistas de su relato. De todas maneras, la Justicia trabaja de oficio para terminar de descartar la versión o verificar "si realmente existen personas que requieren de auxilio".
El 4 de de este mes, una mujer que dijo llamarse Melina Juárez, de 26 años y domiciliada en Cañada de Gómez, se comunicó telefónicamente y salió al aire por una emisora rosarina para manifestar su preocupación porque su padre, a quien identificó como Pablo Juárez, abogado de 49 años, había desaparecido dos días antes. La joven aseguró que la última vez que habló con él fue a las 23.30 del lunes 2, en momentos en que éste se dirigía en auto a Zárate junto a un supuesto socio, de nombre Julián Saucedo. Y que de ahí en más ya no pudo establecer contacto.
Medios rosarinos y luego nacionales se hicieron eco de la versión. Tras horas de permanentes llamados, LaCapital logró comunicarse con ella la noche de aquel miércoles, en medio de la vorágine de un cierre de edición. La mujer —según afirmaba muy afligida—, se dirigía al Sanatorio de la Providencia, en el barrio porteño de Balvanera, donde su padre estaba internado con un puntazo en el abdomen y el socio con un balazo en la pierna, al parecer producto de un asalto.
La verosimilitud de su relato se veía incluso legitimada por el testimonio de una fuente con quien la muchacha mantenía una estrecha relación (que después, se supo, no era tan sólida como había afirmado). Esta persona, cuya identidad se preserva en la presunción de que también fue engañada en su buena fe, daba cuenta de que todo lo denunciado por Melina era absolutamente cierto.
Sorpresa. La sorpresa se dio la mañana siguiente, cuando la Fiscalía de Cañada de Gómez y la policía, que ya habían comenzado a actuar de oficio, comprobaron que en el centro de salud porteño no había ninguna persona asistida con las características de las aludidas, mientras que Melina no atendió nunca más su celular.
Benvenuto confirmó que no existe denuncia por el hecho en ninguna dependencia policial o judicial en la UR II, en todo el departamento Iriondo y tampoco en la Fiscalía de Rosario, pese a que la joven aseguró
que había denunciado el caso. No hay ningún abogado matriculado con el nombre, domicilio ni edad de Juárez. Sólo se ha logrado dar con un chico de 19 años, de nombre Julián Saucedo, pero que no vive en Cañada de Gómez sino en Correa, y es oriundo del Chaco, por lo que no responde al perfil buscado. Y Melina Juárez "no existe, en principio porque no figura en los padrones", indicó la funcionaria. que para rematar indicó que "en Cañada, que es una ciudad pequeña, no los conocen".
Imagen. La investigación se basó además en las conversaciones que la mujer mantuvo con un amigo virtual, quien facilitó una foto de la chica (si es que de ella se trata) y de su presunto papá, y que la Fiscalía difundió con la expectativa de que alguien los reconozca. Como dato anecdótico, en el perfil de Facebook de Melina figura que trabaja en un conocido sanatorio de Rosario, institución que desmintió tal vinculación laboral.
Otra curiosidad es que la muchacha se atribuye ser instrumentista en este centro de salud, y difundió fotos en un quirófano vistiendo una chaquetilla que no se condice con el uniforme utilizado en el efector donde dice trabajar. Y llama la atención de que en su perfil de Facebook no aparece prácticamente nadie que diga vivir en Rosario o en Cañada, las ciudades en las que, en teoría, la muchacha alterna su residencia.
En definitiva, "hemos ido descartando todos los datos que se hicieron públicos y hay un riesgo de que esto sea una fábula o que alguien haya mentido, burlando incluso controles editoriales. Es que todo indicaba que el relato era verosímil y esta persona inspiraba confianza a sus entrevistadores, por lo que es sumamente entendible que le dieran crédito, máxime teniendo en cuenta la función social que estaban ejerciendo", valoró Benvenuto.
Por otra parte, la fiscal advirtió que lo que dijo la mujer "es grave a tal punto que movilizó a toda una investigación de oficio, y vamos a agotar todas las medidas para dar un cierre a esta historia, se trate o no de un caso de mitomanía. De ser una fábula, es muy difícil encuadrar el caso como delictual, aunque sí le puede corresponder una responsabilidad desde el punto de vista civil, ya que movilizó todo un aparato para esclarecer lo sucedido".