Aseguran que en las aeronaves no funciona la mitad de su instrumental. Los adquirieron al año pasado, pero se trata de dos máquinas de la década del 90 con 12 mil horas de vuelo.
En problemas. Una de las dos máquinas incorporadas para Seguridad durante la administración Bonfatti.
Los dos últimos helicópteros que compró la provincia fueron adquiridos con 12 mil horas de vuelo cada uno, a pesar de las advertencias hechas por personal aeronáutico del gobierno provincial para que no se sumaran unidades tan viejas. “La mitad del instrumental no anda”, se denunció con vehemencia. Se trata de máquinas usadas que incorporó a la flota estatal santafesina el ex gobernador Antonio Bonfatti, una de las cuales debió aterrizar de emergencia el pasado miércoles (ver aparte).
La situación de antigüedad es tan grave que, desde que pertenecen al Poder Ejecutivo, ya tienen reportados 16 inconvenientes que podrían haber provocado un accidente severo, aparte de otras 23 novedades en sólo 160 horas de vuelo entre ambos aparatos. Fallas hidráulicas, pérdidas de aceite y combustible y alarmas de fuego, son sólo algunos de los problemas que registraron estas dos naves que, debido a los desperfectos reiterados, sólo una vez pudieron volar juntas.
Los aparatos se suman a otros dos que ya tenía el gobierno santafesino, pero no se encuentran en funcionamiento por estos días por falta de repuestos y mantenimiento.
Los datos a los que accedió La Capital no hacen más que ventilar el malestar existente desde hace tiempo entre los empleados provinciales que integran la Dirección Aeronáutica y que salieron a la luz a raíz del inconveniente de las últimas horas con el Bolkow BO 105 CBS, matrícula LQZHO, de origen alemán.
En rigor, es una aeronave fabricada en 1990 y su “compañera” en 1995. Su historia en el ámbito de la seguridad pública santafesina tiene tantos altibajos que al día siguiente de su presentación con bombos y platillos por parte de Bonfatti tuvieron que ser trasladadas al taller. Era el 1º de septiembre de 2015 cuando llegaron a la empresa Módena, ubicada en Don Torcuato, provincia de Buenos Aires, para que les realizaran tareas urgentes de mantenimiento.
A decir verdad, ambos helicópteros deben ser reciclados de manera permanente. Porque, en rigor, los repuestos que les deben incorporar ante los daños sufridos provienen de unidades en desuso. “Esto es lo que pasa cada vez que un Bolkow tiene que ir a Buenos Aires para su reparación”, contó una fuente informadísima a este diario.
No es que sean malos helicópteros, pero no pueden permanecer en óptimas condiciones con el uso que tienen. Así lo reconocen sus operadores, quienes deben ponerlos en funcionamiento para tareas de seguridad que requieren operativos permanentes y, muchas veces, imprevistos.
Con velocidad. Consultado, el jefe de la Brigada Aérea Policial de Santa Fe, Fernando Scabuso, dijo que él mismo padeció varias situaciones de emergencia. “No llegó a plantarse el motor, pero tuve que aterrizar lo antes posible”, indicó.
El funcionario comparó el panorama de las naves de la década del 90 con las otras dos nuevas que tiene la provincia. “Sólo como ejemplo, en uno de esos helicópteros hicimos 1.100 horas y jamás se encendió una luz de alerta”.
Las dificultades se cuentan a montones. Los Bolkow tienen también antigua tecnología en cuestiones clave, como las comunicaciones, en función de que son parte de los vehículos policiales. Los equipos de radio no pueden funcionar hoy en día porque, al quedar vetustos, es imposible compatibilizarlos con los aparatos más modernos. Y los tripulantes se ven obligados a usar handies.
Entre el personal que los vuela comentan también que el año pasado no fueron consultados antes de decidir la inversión (se habla de “capricho” de algún máximo directivo) y hoy es preferible que se deshagan de ellos y adquieran una unidad nueva. El presupuesto correspondiente para ambos aparatos había sido de casi 2.600.000 dólares, pero hoy los dos podrían venderse a mucho menos, con lo que sólo uno nuevo podría adquirirse.
“Nosotros avisamos que estaban hechos pedazo”, se despachó un portavoz que pidió reserva. Y hasta se animó a contar que si el personal se negara a volar, podría ser desplazado del área aeronáutica. “Estamos administrando pobreza”, descerrajó finalmente.
Una máquina tuvo que aterrizar de emergencia
Lo que debía ser un vuelo de rutina para atender a las zonas afectadas por las inundaciones, terminó en una emergencia el pasado miércoles.
Si bien los pilotos estuvieron a salvo y no llegó a ser una desgracia, se vivió un momento de zozobra y un helicóptero salió de servicio.
Las pericias determinaron que algo del exterior ingresó al aparato y afectó un motor.
El episodio sucedió en el aeropuerto de Sauce Viejo (Santa Fe) cuando la máquina ya había levantado una altura de 300 metros; se plantó el motor y debió regresar.
La Junta Nacional de Accidentes inició de inmediato una inspección para determinar las causas del incidente y determinó que “no fue una falla (mecánica)”, sino que se debió a “la ingesta de un trozo de género”.
En este sentido, personal del área provincial de aeronáutica especuló con al menos dos supuestos. “Es posible que algún mecánico se haya olvidado ese trapo que se detectó. Ya se han hallado otras cosas en la góndola correspondiente, como destornilladores”, se indicó.
Sin embargo, algunos creen que como el piloto tuvo al aparato “en estacionario en plataforma durante un tiempo, puede que el torbellino generado por las hélices haya absorbido esa tela del piso hasta ubicarla en el motor”.
Se trata de un trozo de género no más grande que una baldosa.
Hundido. El helicóptero que sufrió el siniestro se compró aun cuando había caído al agua en el golfo de México. Permaneció hundido un metro.
El establecimiento penitenciario está proyectado y pensando para poder enfrentar las crecientes demandas del sistema de justicia penal y fortalecer la lucha con el crimen organizado.