No hubo casos graves. Las personas mordidas fueron atendidas por el Sies y dos llevadas al Heca. La playa se desalojó, pero la gente se metió al agua igual.
El combo de altas temperaturas y río bajo atrajo a cardúmenes de palometas a la costa rosarina y al menos unas 15 personas debieron recibir atención médica tras sufrir mordeduras en la Rambla Catalunya. "En todos los casos se trató de heridas leves, pero hubo dos que, por un sangrado abundante, terminaron en el Heca (Hospital de Emergencias Clemente Alvarez)", contó ayer por la tarde el director de la Guardia Urbana Municipal (GUM), Diego Herrera. Lo increíble fue que los agentes de la repartición primero delimitaron el acceso al agua con cintas de "peligro" y avisaron la situación a la gente con altavoces. Luego, por la repetición de los ataques, decidieron desalojar la playa. No hubo caso: muchos rompieron ese vallado y, agobiados por el calor, se metieron al agua igual. Herrera exhortó a los bañistas a no exponerse al ataque de los peces y evitar, sobre todo, que los chicos corran el riesgo de "perder una falange".
No es la primera vez que las palometas se enseñorean con la playa rosarina. Hace tres años, en el verano 2013-2014, las personas mordidas por esos voraces peces se contaron por decenas. En esa temporada, el día de Navidad hubo sesenta heridos y el 20 de enero otros quince.
Entonces, como ahora, hacía mucho calor y el río estaba bajo. Ayer, por ejemplo, el termómetro marcó 33 grados nominales, pero la térmica llegó casi a 39 (ver aparte). Y la altura del Paraná frente a Rosario alcanzaba a 3,40 metros, cuando hace un año (es cierto que de excepcional crecida) superaba los 5,30, arriba del nivel de evacuación.
Aun así, ayer las palometas sólo se agolparon frente a la playa de la Rambla, más exactamente en la franja ubicada entre los bares Natural Mystic y Primavera, detalló Herrera.
En cambio, no se registró su presencia frente a La Florida. "Por suerte acá no tuvimos ni un caso en toda la temporada", contó el jefe de guardavidas, Leo Manino.
Desde noviembre de 2013, la playa paga de Rosario dispone de una barrera flotante que continúa hacia abajo con una red, aunque ese tejido no llega hasta el fondo del río y por lo tanto su presencia no alcanza a explicar por qué los peces no nadaron por ese sector. Por fortuna, ya que sólo entre el sábado y el domingo concurrieron más de once mil personas, detalló el encargado del lugar, Aníbal Modarelli.
Casi como un chiste, los cardúmenes sí se ensañaron con la playa gratuita. "Cerca del mediodía se dieron los primeros ataques", contó Herrera.
De inmediato, el personal de la GUM apostado en el balneario delimitó con cintas el sector y con megáfonos exhortó a la gente a no meterse al agua. Los guardavidas, además, pusieron la bandera roja que indica que no se debía nadar.
Cuando las palometas se agolparon en un segundo punto de la playa, la GUM resolvió desalojarla. Pero ni así. "Hay que renegar, porque nos rompen las cintas y se meten al río igual", dijo el titular del área de control. A media tarde el funcionario había contabilizado 12 casos, todos adultos y leves que fueron atendidos por el móvil del Sistema Integrado de Emergencias Sanitarias (Síes), aunque dos terminaron en el Heca "porque sangraron bastante".
Sin embargo, en el lugar LaCapital relevó al menos 15 personas mordidas y no faltaron quienes dijeron que hubo más lesionados, pero no habían requerido atención.
Cuidado con los chicos
Así, el pedido de Herrera fue insistente. "Si aparecen palometas no hay que meterse, y menos dejar que lo hagan los niños porque "pueden hasta perder una falange", advirtió. La combinación de alta temperatura que se espera para hoy y el primer feriado de carnaval no auguran una jornada distendida para los médicos del Síes apostados en la Rambla.
A la pile infantil
Habitués de las piletas Alem expresaron su disgusto porque el sábado sólo pudieron refrescarse en la piscina de niños, ya que la de adultos presentaba un problema con los filtros. "Pero los 70 pesos de entrada los cobraron igual y sin avisar", se quejó María Ofelia Centurión. El problema se subsanó y ayer todo volvió a la normalidad.