Los ataques cerebrales en adultos jóvenes son cada vez más frecuentes. ¿Cómo minimizar los riesgos? Lorena Jure, médica especializada en neurología vascular, destaca la importancia de la prevención y la detección a tiempo de los síntomas. Los tratamientos eficaces.
La vida moderna impone grandes desafíos. Lo cotidiano es demasiado estresante, haciendo que sufra, entre otros, nuestro sistema nervioso central. Según datos de la Organización Mundial de la Salud las primeras causas de mortalidad en el mundo son la cardiopatía isquémica y el accidente cerebrovascular (ACV) que ocasionaron 15 millones de defunciones sólo en 2015 y han sido las principales razones de decesos durante los últimos 15 años. Cifras alarmantes si se tienen en cuenta dos aspectos: desde hace más de una década creció considerablemente la tasa de ACV en personas de entre 30, 40 y 50 años, pero no en todos los casos se sabe exactamente qué produce estos acontecimientos inesperados en gente joven. Esto preocupa a los servicios sanitarios de muchas partes del mundo. Y Rosario no es la excepción.
En primera persona
Verónica del Valle tiene 42 años, es rosarina y arquitecta. Fan de la actividad física. Ella acostumbraba a realizar entrenamiento funcional combinado en ocasiones con crossfit. En la mañana del 23 de septiembre de 2015, luego de realizar su rutina habitual en el gimnasio, todo cambió: "Después de la clase fui a trabajar... pero antes entré a un negocio para elegir algunas telas. De repente comencé a sentir que el brazo se me dormía. Cuando me retiré del local no estaba para manejar, así que dejé el auto en un estacionamiento y tomé un taxi. Fui a buscar a mi hijo y nos dirigimos a casa de mis padres. Enseguida ellos percibieron que algo me pasaba. Tenía la mirada perdida. Yo no me daba cuenta, pero mi familia sí", relató Verónica.
Las cosas luego fueron de mal en peor: "Vino un servicio médico de urgencias y recién me desperté en el Sanatorio Parque siete días después de haber estado en terapia. Tuve un ACV, una disección carotídea. Se rompió mi carótida y se tapó. Lo atribuyen a un mal esfuerzo que pude haber hecho en el gimnasio, pero no se sabe qué pasó. Aplicaron un protocolo estricto y me salvaron la vida", aseguró la paciente, quien hoy continúa en rehabilitación.
Para tratar de buscarle una explicación a este llamativo incremento de casos de ACV en menores de 50 años, Más dialogó con Lorena Jure, médica neuróloga especializada en el área de Neurología Vascular, coordinadora del equipo de Ataque Cerebral de Ineco Rosario y docente de la Universidad Nacional de Rosario, entre otros cargos.
— ¿A qué se debe el aumento de accidentes cerebrovasculares en todo el mundo? ¿Hay alguna respuesta a ello?
—En los países de alto ingreso económico la incidencia del ACV está plana o tendiente a bajar en la población mayor de 65 años que es donde vemos el 85% de los casos pero se ha observado que en la población joven —determinada por trabajos científicos en gente que tiene menos de 50 o 45 años— hay un aumento de la incidencia. La causa exacta aún se desconoce pero sí se sabe que está relacionada con factores de riesgo típicos como sedentarismo, tabaquismo, sobrepeso, diabetes. De todos modos, esos factores no llegan a justificar el aumento de ACV en los pacientes jóvenes.
—Así que no se sabe a ciencia cierta qué lo que los produce...
—Es que en realidad en los pacientes jóvenes se buscan las mismas causas que en los adultos: hipertensión, diabetes, fibrilación auricular, ateromatosis, tabaquismo u otras. Generalmente la primera causa de ACV en jóvenes es la disección arterial, que en ocasiones va asociada con algún traumatismo. Además buscamos otras cosas como trastornos en la coagulación sanguínea o uso de drogas ilegales. También se puede ver en el consumo de algo no ilegal, como energizantes. Por otra parte, la cocaína es causa de ACV hemorrágico y, en menor grado, de ACV isquémico. También hay un porcentaje de ACV en pacientes jóvenes al que no le encontramos causa. Dentro del screening buscamos enfermedades raras y pocos frecuentes.
La especialista advirtió sobre otro factor de riesgo cerebrovascular en mujeres premenopáusicas, aún en edad fértil. "Si ya poseen migrañas con aura de manera innata hay que sugerir el no consumo o contraindicar el tabaco y la anticoncepción oral. Se sabe además que las mujeres mayores de 35 años que fuman y toman anticonceptivos son propensas a sufrir trombosis. A todas quienes sufren migraña con aura se les tendría que contraindicar algunos analgésicos de uso común y venta libre, como los medicamentos que contienen ergotamina. No es para asustar, pero sí para concientizar: esa población no va poder consumir cualquier analgésico para las cefaleas", indicó la profesional.
Desembarco en los medios
Con este aumento evidente y a partir del impacto mediático de casos como el de los actores Joaquín Furriel, Carlos Calvo, o el músico Gustavo Cerati —quien falleció en 2014 luego de pasar cuatro años en coma debido a un ACV— ¿hay mayor conciencia acerca del accidente cerebrovascular y las formas de prevenirlo? Jure consideró: "Hay olas mediáticas. Por ejemplo, si bien no tuvo que ver con un ACV, luego de las trágicas muertes ocurridas en un boliche de Arroyo Seco a principios de este año (N de R: Lucas Liveratore y Giuliana Maldovan fallecieron el primero de enero luego de participar en una fiesta electrónica en el boliche Punta Stage de la vecina localidad) muchos pacientes míos que tuvieron ACV y negaban haber consumido drogas, vinieron después de años a confesarlo. Es importante ser siempre conscientes", razonó.
— Además de la prevención, es primordial la detección a tiempo de un evento de ACV y el tratamiento posterior...
— Hay que tener un gran entrenamiento a nivel profesional. Lo que se recomienda a nivel mundial es que el tratamiento debe estar aplicado en los primeros 60 minutos de ingreso del paciente al sanatorio. Hay que tener decisión terapéutica, realizar análisis de sangre, evaluación neurológica y neuroimagen. Es esencial el trabajo coordinado del Equipo de Ataque Cerebral para, en la primera hora de ingreso del paciente, realizar y obtener todos los estudios complementarios que permiten, junto con el examen físico, que el neurólogo tome la mejor opción terapéutica para esa persona. Para esto la persona debe llegar lo antes posible ante los primeros síntomas.
Isquémico: trabajar contrarreloj
En el caso de un accidente cerebrovascular isquémico siempre se realiza un tratamiento específico y otro de sostén. Este último se administra a todos los pacientes y presenta una serie de condiciones: "La presión arterial es una variable a manejar en pacientes que presentan hipertensión al ingresar y existen protocolos que indican cómo hacerlo. También se debe tener en cuenta la administración de los niveles de glucosa: si está demasiado alta se corre el riesgo de expandir la lesión o de que se transforme hemorrágicamente. Se evalúa si el paciente presenta una buena deglución o si debemos dejarlo en ayunas; si se le proveerá oxígeno o no; qué tipo de suero hay que administrarle y otros factores", precisó la neuróloga rosarina.
"El tratamiento específico consiste en trombólisis y trombectomía y se puede aplicar uno o la combinación de ambos. El primero, la trombólisis, consiste en la administración por vía endovenosa de alteplasa. Y se puede combinar o no, dependiendo de lo que observemos en las imágenes, con trombectomía. La trombectomía consiste en un cateterismo súper selectivo de la arteria cerebral obstruida con sistemas especiales para atrapar y extraer el trombo. En la unidad de Hemodinamia y bajo anestesia, el mismo es realizado por neurocirujanos intervencionistas especializados en dicha técnica", explicó la especialista.
Para ambos tratamientos existen condicionantes que resultan vitales. Así lo detalló Jure: "Hay un límite de tiempo para los dos. Para la trombólisis tenemos hasta 4 horas y media. Y quienes sí tienen criterios para trombectomía, un máximo de seis horas desde el inicio de los síntomas. No podemos extendernos más que eso por una cuestión de cambios fisiológicos que tienen las arteriales cerebrales. Pasado cierto tiempo es más riesgoso restituir la circulación cerebral que dejarla como está. Obviamente cuando los pacientes ingresan no todos son elegibles. Es decir, tenemos un listado de criterios de inclusión: a quién se lo podemos aplicar; y otro, aún más grande, de exclusión. Hay ciertas situaciones en las que va a ser mayor el riesgo que el beneficio", completó.
— Es primordial entonces que los médicos se manejen con cautela a la hora de evaluar a un paciente que asiste a consulta. Un diagnóstico desacertado, por ejemplo un dolor de cabeza por ACV que sea malinterpretado como una simple cefalea, puede acarrear graves consecuencias...
— Muchas veces pasa. También ocurre que en determinadas ocasiones los médicos tienen una duda sobre el cuadro clínico del paciente y nos llaman a los neurólogos que hacemos guardias de ACV para evaluar y decidir qué es lo que corresponde hacer.
— ¿Cómo actúa un equipo de neurorehabilitación en casos de ACV ocurridos en edad productiva?
— En pacientes que lamentablemente no pudieron recibir tratamiento o que lo tuvieron y quedaron con secuelas, la neurorehabilitación trata de recuperar al máximo sus capacidades. Para eso es indispensable un equipo multidisciplinario. Debe haber un médico coordinador que sepa de neurorehabilitación y que esté especializado, kinesiólogos; terapistas ocupacionales; fonoaudiólogos, psicólogos; todos ellos capacitados y formados en la materia. Es fundamental que el equipo esté conectado y coordinado entre sí. Y aparte hay que darle contención al grupo familiar. En la medida de lo posible uno trata de que el paciente vuelva a sus actividades, pero desafortunadamente hay que decir que no todos se recuperan al cien por ciento.
— ¿Qué avances hay en materia de neurología en este 2017?
— Se está buscando avanzar en drogas que traten de limitar el daño vascular. Lo que se intenta lograr es que, por medio de un efecto antioxidante o desinflamatorio, esas drogas disminuyan las secuelas de un paciente. Además existen mejoras importantes en cuanto a lo terapéutico.
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