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Apagar el celular en vacaciones: ¿Hago bien o mal?

Arranca enero y surgen las dudas sobre cuánto conviene desenchufarse de la oficina. Qué dicen los especialistas.

Imagen de Apagar el celular en vacaciones: ¿Hago bien o mal?

Hace unos días, en una pausa de una reunión de trabajo, una cliente nos comentaba la siguiente situación:

"Me fui de luna de miel por tres semanas. Todo mi equipo sabía lo especial que era para mí este viaje y lo entusiasmada que yo estaba. No me contactaron ni una sola vez mientras estuve de viaje. Es más, el celu lo tuve apagado".

El día de mi regreso, utilicé la mañana para contactarme con mi jefe, ponerme al día, y revisar mi sector. Todo estaba en orden.

Durante la tarde me llamó un colaborador pidiendo ayuda por un tema relativamente intrascendente: "necesito una máquina elevadora y no hay". Mi primer impulso, fruto de la costumbre, fue el de resolver su problema. Pero la relajación de las tres semanas afuera me permitió parar y preguntarme: ¿quién le resolvía estas cuestiones mientras yo estuve de viaje? ¿No lo puede resolver solo? ¿Estoy actuando de manera paternalista con mi equipo en lugar de impulsar su autonomía y desarrollo?"

Muchas veces, lo que hacemos con el teléfono mientras estamos de viaje o en tiempo de ocio, lejos de responder a políticas y procedimientos definidos, expresa qué rol hemos asumido dentro de un equipo. Este rol puede ser algo que nos arrogamos habitualmente en todo contexto, sea dentro de la familia, en el trabajo, o con los amigos ("siempre me cargo todo al hombro") o algo que surge en un determinado grupo ("me tomaron de secretaria").

Otras veces, responde a la adecuación a una cultura organizacional, en la cual el contexto entero se maneja siguiendo esas pautas ("acá todos tenemos que estar disponibles 24/7").

Para el primer caso, cabe reflexionar sobre algunas premisas generales para el tiempo libre, que pueden estar bajo nuestro control:

No es lo mismo apagar incendios que llevar la planificación de la semana entrante.
No es lo mismo tener el teléfono prendido las 24hs., que usarlo durante una fracción de la mañana.
No es lo mismo atender el llamado de mi jefe, que los recurrentes llamados de mis colaboradores.

En relación al tema, un supervisor en una fábrica de 500 personas nos decía:

"Por mi forma de hacer las cosas, mis jefes me tienen conectado las 24hs. Si no estoy, me llaman, si surge un problema, me ubican. En cambio la mayoría de mis compañeros pueden ausentarse y nadie les dice nada. No me pagan más por ser más 'responsable', y al final, si bien sé que me estiman por mi forma de trabajar, no sé si me juega a favor o en contra".

"¿Apago el celular?" es una pregunta que queda en la superficie.

La pregunta se vuelve: "¿Qué rol estoy cumpliendo con mi actitud frente al celular?" y "¿cuánto control tengo sobre este rol?"

El trabajo de antaño consistía en trabajo manual. Horas de sudor.

El trabajo siglo XX fue de gestión. El trabajador del conocimiento y horas de resolución de problemas.

El trabajo del siglo XXI es de relacionamiento. Horas de formar y cuidar vínculos.

Sería importante que no tuviéramos que necesitar una luna de miel para "parar la pelota" y ser conscientes de nuestros roles en el trabajo. Busquemos interpretar las señales de nuestro entorno para poder discernir responsablemente sobre nuestra forma de relacionarnos.

Fuente: Sin Mordaza

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