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Dicen que son conocidos por todos los vecinos de la zona. Incluso sostienen que las autoridades saben quienes son pero que les responden “que no pueden hacer nada”. Es más, aseguraron que en este último tiempo, la situación de inseguridad empeoró en el barrio.
Los vecinos afirman que los ladrones suelen esconderse detrás de los lugustrines.
Los vecinos de la zona de 1º de Mayo y San Martín entre Juan B. Justo y Baigorria; sostienen que el problema ya lleva muchos años y que incluso han mantenido reuniones con funcionarios del gobierno anterior que les hicieron sendas promesas pero que nunca les brindaron una solución definitiva. En este último tiempo la situación se agravó y ya los robos se registran a cualquier horario del día. Los hechos, al parecer, son perpetrados “por una bandita muy famosa” que tiene en vilo al barrio.
Éstos sujetos suelen esconderse dentro de la cuneta que está por calle 1º de Mayo. Aparentemente desde allí suelen observar cada uno de los movimientos de los vecinos y cuando tienen la oportunidad aprovechan para entrar a las casas cuando las víctimas se ausentan, rompen puertas con total impunidad, interceptan a grandes y chicos mientras van caminando o incluso atacan a los vecinos cuando entran o sacan los autos de las cocheras.
Oportunamente ya les transmitieron sus quejas a las autoridades pero ellos entienden que nunca recibieron una respuesta satisfactoria. Es más, recuerdan que hace tiempo les habían puesto un patrullero fijo en San Martín y Sargento Cabral pero la persona que estaba de guardia “dormía” arriba de la patrulla.
Se quejan porque llaman a la central del 911 cuando escuchan algún ruido extraño pero el personal tarda en llegar o hay veces en que ni siquiera pasan. Es más, sostienen que desde que el Comando Radioeléctrico tiene su base en la intersección de Juan B. Justo e Independencia no notaron ningún cambio positivo.
Ahora le solicitaron a las autoridades que, al menos, les corten los lugustrines de calle 1º de Mayo como para que esta gente no se esconda allí, pero les dijeron que “eso no iba a ser posible” porque “los árboles no se podían tocar”. Realmente la gente de la zona ya no sabe a quienes recurrir. Es evidente que están preocupados, viven encerrados y ya a determinada hora de la tarde no salen de sus casas ni siquiera a hacer un mandado; salvo que haya algún vecino afuera. Para ser aún más claros, en definitiva: se protegen entre ellos.
