Este pasado fin de semana, varios vecinos se despertaron al escuchar que sus teléfonos fijos estaban sonando. Según los testimonios recogidos, la mayoría de los casos se registraron entre las 1.30 y las 3.30 de la madrugada del sábado; y todos coincidieron en que alguien del otro lado del tubo se hacía pasar por algún familiar que estaba en una situación incómoda, que había sido víctimas de robo, de secuestro o que habían estado involucrados en algún accidente, para luego, finalmente, terminar por pedirles dinero en pesos o dólares que supuestamente tenían guardados en sus casas. Afortunadamente, parece que nadie cayó en la trampa de estos presuntos delincuentes. El objetivo que perseguían, seguramente, no era otro más que el engañarlos y estafarlos en su desesperación.
Algunas vecinas adujeron que, en principio, las tomaron por sorpresa, algo dormidas y que creyeron en que la voz que lloraba al teléfono era la de sus hijos. Sin embargo, en algún momento advirtieron de que podían estar siendo víctimas de alguna artimaña y finalmente cortaron. Mientras que hubo quien se tuvo que dirigir a la casa de sus familiares para corroborar que todo estuviese en orden y en otro de los casos, llegaron a atender el teléfono pero solo escucharon algunas voces – similares a murmullos – y enseguida decidieron colgar.