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La respuesta de un médico a una paciente: “Me importa tres carajos lo que vos pensás”

Soledad Gutiérrez, contó que este jueves por la tarde llevó a su hijo de 9 años al Hospital N° 50 sin pensar que iba a ser víctima de maltrato de por parte del profesional de turno, quien se supone debería tener otro tipo de actitud para con los pacientes.

Foto: Archivo AD

Foto: Archivo AD

Según la versión de Soledad Gutiérrez, tenía reservado para su pequeño un turno con el urólogo para el 15 de diciembre pasado pero no había podido asistir y esta misma mañana como se encontraba en el nosocomio por otro motivo de salud, aprovechó la ocasión para pedir un nuevo turno con el mismo especialista. Fue entonces que el personal de entrada le manifestó que el profesional iba a estar hoy a partir de las 13:30. Ante esto, la mujer afirmó haberles preguntado si sería posible entonces traer a su hijo y la respuesta fue positiva. “Me dijeron, traelo que lo va a atender”, así lo relató y aclaró también que en mesa de entrada no le pidieron datos.

La hora “D”

A las 13:30, según su relato, se presentó con su nene, se acercó a mesa de entrada y la atendió otra persona que no era la misma con la que había hablado por la mañana. Dijo que le comentó que había hablado de mañana con personal en mesa de entrada por un turno con el urólogo, a lo que le responden que pase que su nene iba a ser atendido y se dispuso entonces a esperar. Según sus dichos, había unas cinco personas delante de ella y el médico habría llegado unos 15 o 20 minutos más tarde del horario en el que supuestamente comenzaba la atención. Según la mamá, el profesional atendió en tiempo record a los cinco pacientes.“ Los atendió a todos en menos de diez minutos, como entraban salían” aseguró.

Lo frustrante del suceso según Soledad, es lo que relata a continuación: “El médico terminó de atender, salió con una carpeta y con la llave, cerró y se fue. Ahí adelante quedamos mi nene y yo; y otra chica más, le pregunté a la esta persona si estaba para ser atendida y me dijo que si; y yo la quedo mirando como diciendo ¿qué.. , no nos va a atender?”. Al parecer y por lo que cuenta Soledad, el urólogo ni siquiera preguntó si había alguien esperándolo ni nada. “Me voy a la mesa de entrada, me acerco a él y le pregunto, ¿usted es el urólogo? “, el médico le habría respondido que sí, y a continuación le dice que ella no estaba en su lista. Ante esto, la señora insistió en que había sacado turno esta mañana, luego continuaría la situación más frustante de su experiencia. Supuestamente el médico volvió a responderle de muy mala manera y con un modo evidentemente encolerizado que “no la tenía anotada”.

Soledad le consulta entonces si iba a poder ser atendida porque le habían dicho que se presentase a ese horario, supuestamente el doctor le contesta algo fastidiado: “Bueno andá que ahora te atiendo”

En la espera

Según Soledad, habían pasado ya más de diez minutos y el urólogo no aparecía; por lo que decide tomar a su hijo de la mano e irse, no sin antes pasar cerca del profesional que se encontraba según ella “anotando unas cosas”, y haciéndole evidente su descontento le dijo: “Deberian anotar bien a las personas para que después en su momento señores médicos como usted no atiendan mal a las personas” (sic). Es en este momento en el que la insólita respuesta del profesional de la salud, al parecer, no se hizo esperar y delante de otros pacientes y del personal de entrada le espetó rabioso: “¡A mi me importa tres carajos lo que vos pensas!”. Soledad anonada ante tamaña contestación solo atinó a susurrar con la voz entrecortada: “Ya me di cuenta la clase de mal educado que sos” a lo que el urólogo retruca como si nada hubiese pasado “pero andá que te voy a atender”.

La mamá al borde del llanto y con un nudo en la garganta se niega, ya que en el evidente estado alterado en el que se encontraba el profesional no iba a permitir que “toque a su hijo”. La discusión, supuestamente, prosiguió con un breve y estéril intercambio de palabras en el que la mujer dice haber dicho que iba a averiguar el nombre de su interlocutor, a lo que sin suavizar su respuesta, el médico, aparentemente, la llamó en forma despectiva intentando entregarle una tarjeta personal al mismo tiempo que le decía en voz alta “Vení vení, tomá me llamo Maximiliano K…”

La mujer admitió haberse ido llorando del nosocomio, a pesar de haber manifestado no haber sufrido nunca un maltrato de ese tipo en el hospital, se mostró visiblemente indignada. Según comentó, es su intención que a nadie más le suceda lo mismo y por ello hizo pública su queja, prometió además hablar con las autoridades del hospital sobre el suceso vivenciado, calificando al urólogo como un “maleducado”.

Desde el Hospital

Arroyo Diario logró entablar una comunicación con el subdirector del Hospital Provincial N° 50, Leonel Giordano, quien no estaba al tanto de la situación que denunció esta vecina pero que desde ya se puso a disposición de la señora. De la misma manera y con buen criterio dijo que si se presenta en el efector público seguramente su queja será escuchada y asimismo se comprometió a interiorizarse para saber qué fue lo que sucedió entre esta paciente y el profesional al cual se apunta.

Fuente: Maira Alfaro, Arroyo Diario

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