Fue el domingo en San Nicolás al 500 alrededor de las 22 horas. Los ladrones eran dos sujetos que actuaron con el rostro descubierto. Uno de ellos fue el que apuntó a la empleada con el arma apoyándosela en la cabeza y la obligó a que le entregue el dinero de la caja. Mientras que el otro sujeto trabajó de “campana”.
El hecho fue similar al asalto registrado en un kiosco de Mansueto Maiorano al 300.
“Se ve que estudian el lugar, vienen a comprar y eligen el horario donde merma la gente (clientes)”, presume el titular del negocio recientemente saqueado. El hombre añadió también que los autores del robo serían delincuentes conocidos”.
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Más tarde se pudo establecer que tenía pedido de captura por un hecho de robo.