La Lepra y la Cerveza igualaron 1 a 1 en un choque de dientes apretados. Lo ganaba el Rojinegro por Maxi Rodríguez, pero lo empardó Klusener, ambos en el primer tiempo. La lluvia fue persistente durante todo el encuentro y condicionó el desarrollo del juego de cada uno. A los de Raggio se le escapó una victoria que le permitía ser escolta de River.
Pablo Montenegro
Newell’s y Quilmes jugaron un partido intenso, de ida y vuelta y con muchas llegadas sobre los arcos. Algo muy meritorio al observar la foto que ilustra el comentario, ya que el agua acumulada en el césped de la cancha cervecera por la persistente lluvia que cayó sobre el sur de Buenos Aires condicionó el normal desarrollo del pleito.
Lo empezó ganando Newell’s por Maxi Rodríguez a los 32 minutos del primer tiempo, pero Gonzalo Klusener lo igualó a los 40´ de esa misma etapa. En Newell’s, el dato positivo fue el regreso de Mauricio Tévez, que jugó los últimos 25 minutos de partido tras dejar atrás su lesión. Y que no hubo nuevos integrantes de la enfermería.
Fue un duelo equilibrado y el empate no parece calzarle mal al desarrollo. En el primer tiempo, Newell’s manejó el balón un poco más que su rival, que lo esperó y trató de sacarle provecho a alguna réplica. Hasta el gol de la Fiera, se repartieron los arribos con peligro a los arcos, pero fue la formación del Parque la manejó el pulso del choque.
Lo mejor de la Lepra fueron Maxi, con su movilidad, y Bernardi, que con su precisión a la hora de dar pases fue un constante peligro para Dulcich. Un disparo cruzado de Maxi a los 3’; un centro de Casco que no alcanzó a cabecear Orzán a los 9’ y un cabezazo de Figueroa tras envío de Bernardi a los 28’ anunciaron lo que sucedería a los 32’: el error de Carrasco al rechazar y el toque sorpresivo de Maxi para estampar el 1 a 0.
Pero le duró poco la ventaja a Newell’s, que no pudo aprovechar su supremacía porque apenas ocho minutos más tarde Gonzalo Klusener (que a los 12’ había tenido de palomita la más clara de la tarde para los locales) tomó un rebote de un córner y desde afuera del área, clavó un derechazo inatajable que se coló en el ángulo izquierdo de Ustari. Era 1 a 1 y a empezar de nuevo.
En el segundo tiempo, el agua ya tornó imposible el circuito futbolístico de Newell’s. Y Quilmes pudo desenvolverse más cómodo, entrando en un palo y palo provocado sobre todo por pelotazos largos y la búsqueda de la segunda pelota, que en más de una ocasión y luego de fallas a la hora del rechazo defensivo casi ponen en jaque el arco ñubelista.
Bernardi, con sus envíos a los claros buscando la sorpresa de sus compañeros, siguió siendo lo más peligroso de la Lepra. Pero ni Figueroa, ni Casco ni Maxi pudieron rematar con comodidad. Así como tampoco el ingreso de Tévez, promediando el complemento, pudo cambiar el destino de empate que tenía el duelo, desnaturalizado por tanto charco.
A Newell’s se le fueron de las manos dos puntos importantes, que le habrían permitido escalar hasta la segunda colocación en la tabla, a dos puntos de River, el rival de la semana que viene. Pero al menos el equipo sumó en un terreno bravo y no perdió (al menos por ahora) a ninguna de sus piezas más importantes por lesión. Lo que es, mirando la nómina de contusos desde el inicio hasta acá y con el clásico en el horizonte, toda una gran noticia.