Las redes sociales rusas han viralizado el modelo de zapatillas deportivas Storm Adrenaline, de la empresa alemana Puma, al considerar que su diseño se asemeja en exceso a la silueta de Adolf Hitler. Si se miran desde arriba, los usuarios de las redes sociales rusas aseguran que las partes negras en la puntera y la lengüeta de las zapatillas son el flequillo peinado al lado y el pequeño bigote rectangular que lucía el "führer".
La polémica comenzó cuando un usuario ruso de la red social Twitter comparó el dibujo de estas deportivas, que se encuentran ahora en la web de la marca rebajadas (de 90 euros a 45 euros, en diferentes colores), con el rostro del dictador nazi.
En su opinión, viendo estas sneakers desde una determinada perspectiva los colores de la puntera y la lengüeta simulan el peinado y el bigote característicos del dictador. Quizás el parecido no habría llamado la atención si no fuera por el pasado nazi del fundador de Puma, Rudolf Dassler quien, tras la invasión de Polonia por parte del ejército alemán (que dio inicio a la segunda guerra mundial), se unió al ejército germano.
Su hermano Adolf (alias"Adi"), por su parte, se quedó dirigiendo Geda, la empresa de zapatillas deportivas que tenía junto a Rudolf, cuyas instalaciones fueron reconvertidas por los alemanes en una fábrica de "Panzerschrecks", un lanzacohetes antitanque portátil, similar a el "bazooka" estadounidense, capaz de atravesar el blindaje de la mayoría de los carros de combate aliados.
La historia que ahora remueve este "parecido razonable" se remonta al año 1926. Tras la guerra, los hermanos Adolf y Rudolf Dassler comenzaron a producir calzado de reconocida calidad, especialmente en el entorno deportivo, en la fábrica "Gerbüder Dassler Schuhfabrik".
Una empresa, y una familia, que rompió la II Guerra Mundial. La contienda enfrentó a los hermanos, posicionados cada uno en un bando, lo que provocó que también se dividiera el negocio: Rudolf creó Puma y Adolf, Adidas. Dos empresas que aún continúan rivalizando.
El cuerpo de María Isabel Ruglio fue hallado en el Saladillo el pasado 10 de febrero. Un llamado fue clave para identificarla casi un mes después. En su casa de zona sur encontraron a los sospechosos: una pareja que la ayudaba en tareas hogareñas. La víctima tenía 73 años y había sido maestra.