Plan integral para lograrlo. ¿Los aliados? Tratamientos ultra modernos en gabinete, cremas especiales, una dieta sana y equilibrada y ejercicios físicos adecuados.
Como los Reyes Magos no existen, no hay que esperar pócimas milagrosas para olvidarnos de la celulitis. El tratamiento para combatirla debe ser integral. Es decir, de poco vale ir al consultorio del médico, si en casa la alimentación es desordenada y el sedentarismo es el leit motiv de la semana. En todo caso, el compromiso con cualquier tratamiento que se emprenda es fundamental. Y el de celulitis no es la excepción. Así que, preparadas, listas... ¡ya!
Muy femenino
Aunque no existen estadísticas oficiales, se estima que el 95 por ciento de las mujeres tiene celulitis. ¿Por qué los hombres no padecen este problema? “Porque los varones tienen hormonas diferentes, por eso es muy raro ver a un varón con piel de naranja -explica la doctora Gabriela Spelta, dermatóloga del Centro Chouela Dermatología y Estética-. En las mujeres, en cambio, las hormonas femeninas que aparecen en la adolescencia, los estrógenos, pueden producir retención de líquido y constituyen otro factor desencadenante de esta afección, que no siempre va asociada al exceso de peso”. La especialista explica que “ciertas etapas de la vida, como la pubertad o el embarazo y el uso de anticonceptivos, suponen un exceso de estrógenos que suele incrementar la celulitis. Es que empeora la circulación periférica, lo que produce retención de líquidos y toxinas en los tejidos”.
Las células grasas o adipositos se almacenan y aportan energía en función de las necesidades del organismo. Este fenómeno de almacenamiento de células puede hacer que los adipocitos aumenten hasta 27 veces su tamaño cuando se unen con grasas (triglicéridos). Estas sobrecargas locales obstruyen los vasos sanguíneos y los vasos linfáticos, reduciendo la circulación de los líquidos. Esta presión en los tejidos hace que la piel pierda flexibilidad y elasticidad, y aparezca la popular “piel de naranja”.
Factores desencadenantes
La celulitis es de origen multifactorial y suele manifestarse en caderas, nalgas y muslos, aunque también se puede localizar en la cara interna de las rodillas, en brazos y piernas. “Los cambios hormonales en la pubertad, el embarazo y la menopausia con el aumento de la actividad estrogénica, provocan una modificación en la distribución y volumen del tejido adiposo, que favorece la acumulación de grasas -señala Spelta-. Suele comenzar en la adolescencia y continuar hasta la menopausia. En el embarazo, los cambios hormonales empeoran el estadio de la celulitis, incluso suele aparecer con frecuencia pesadez y congestión en las piernas, a veces con dolor”.
Según la doctora Patricia Juárez, dermatóloga, cirujana plástica y directora de Centro Juárez-Alday, “los genes son otro factor desencadenante. La predisposición a tener celulitis es hereditaria, pero tomada a tiempo se puede minimizar”. Ahedo es concluyente: “Predisposición no es predestinación. Y todo lo que se haga para corregirla significa un desafío implícito”.
Hay otros factores que también influyen en la aparición y agravamiento de la celulitis. Los malos hábitos alimenticios -dice Spelta- pueden provocar la acumulación de toxinas que deterioren el tejido adiposo, la eliminación deficiente de lípidos (grasas), prótidos (proteínas) y glúcidos (hidratos de carbono), que implican una mala eliminación de desechos y toxinas. La vida sedentaria, el tabaco, la ingesta de alcohol y la ropa muy ajustada, predisponen a su aparición. Y, aunque parezca una exageración, los trastornos psicológicos también afectan. “Las personas con mucho cansancio, nerviosismo, ansiedad y estrés padecen alteraciones circulatorias, lo que termina favoreciendo el proceso de formación de adipositos”, agrega Spelta.
¿Por dónde empiezo?
Por consultar con un especialista que evalúe el grado de celulitis y proponga un tratamiento efectivo según el caso, ya que existe una gran variedad de técnicas mínimamente invasivas que mejoran visiblemente el estado de la piel.
Pero con eso no basta para prevenir ni minimizar los desagradables efectos que deja en el cuerpo. “Como afecta a múltiples sistemas (cutáneo, hormonal y circulatorio), el tratamiento de la celulitis requiere de un enfoque multidisciplinario -alerta Ahedo-. Y debe apuntar a dos objetivos principales: corregir las causas y hacer desaparecer los efectos. La primera decisión debe conducir a prestar ayuda a los sistemas de retorno venoso y linfático, a que puedan cumplir sus funciones de eliminar la acumulación de líquido y las toxinas, dirigiendo esta corriente hacia los órganos depurativos, como el hígado, los riñones, el intestino, los pulmones y la piel”. Y esto se logra con drenaje linfático, que puede ser en forma manual o bien con botas específicas.
Juárez coincide. “La falta de actividad física y la vida sedentaria dificultan la circulación de retorno venoso y producen un exceso de acumulación de grasa saturada y azúcar en los adipocitos (células que conforman el tejido adiposo).
Por eso, Juárez recomienda caminar tres veces por semana, 30 minutos como mínimo. O bien, practicar algún deporte, patinar, andar en bicicleta, siempre con la precaución de contraer los músculos de los glúteos y muslos, para tonificarlos. El movimiento es una parte fundamental en este tratamiento. Es óptimo para todos los órdenes de la vida, porque además, la actividad física libera endorfinas, las hormonas del placer, que brindan bienestar y calman la angustia y el estrés.
Dieta y ejercicio físico
Pero la celulitis se trata también desde adentro. Una dieta equilibrada es la base de todo. Para tener en cuenta:
* Beber entre dos y tres litros de agua por día.
* Comer de forma saludable, incorporando diferentes vegetales y frutas. Especialmente kiwi, ananá, pomelo, apio e hinojo que contienen bajo contenido calórico y son diuréticos.
* Incorporar cereales integrales (como el arroz yamani) y legumbres a nuestras comidas: aportan fibras que ayudan a eliminar las toxinas.
* Evitar los alimentos altos en grasas saturadas, como las carnes grasas, la manteca, embutidos, productos en conserva y procesados.
* Evitar las frituras y elegir alimentos cocinados al vapor, al horno, a la plancha o asados.
* Disminuir el uso de la sal en las comidas. Podemos reemplazarla por salsa de soja light o utilizar hierbas aromáticas para resaltar los sabores.
* Evitar los alimentos enlatados y ahumados, ya que suelen tener alto contenido de sodio.
* Evitar el café, es mejor tomar té de hierbas o mate cocido.
* Evitar el alcohol y el tabaco.
* Realizar ejercicio físico, como caminatas o spinning. La clave es hacer lo que a uno le guste y no quedarse quieto.
* También es importante agregar silicio en la alimentación. Este mineral que se encuentra en las fibras, beneficia el equilibrio intestinal, mejora la circulación y evita la hinchazón.
* Para neutralizar los factores de estrés, conviene aumentar la fuente de triptófano (banana y kiwi). Además, hay que evitar el estrés porque éste provoca cortisol, lo que empeora la celulitis.
* En la actividad física, es importante no correr ni saltar porque se daña la circulación venosa, actuando sobre la microcirculación, un factor determinante en su origen. Es ideal practicar yoga y pilates, que benefician la circulación. Hay que completar con ejercicios de elongación.
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