Se imponen modelos, actrices o cantantes. El espectáculo, la tele y las revistas delimitan y marcan el prototipo de belleza. Pero lo que puede estar estéticamente acorde a una pasarela o a la pantalla, no es lo que se muestra en la vida cotidiana. Además, una guía con los cuatro mejores tratamientos mínimamente invasivos para no tener que llegar al quirófano.
Muchas mujeres quieren trasladar su forma de consumo al consultorio, algo que se transforma en una “estética de góndola”. Así es que pretenden narices idénticas a la de tal actriz, o los pómulos de una cantante determinada, o labios iguales a cierta modelo. En estos casos, un buen profesional debe explicarle a la paciente qué cambios son convenientes o no para su rostro, sin que intente reproducir la cara de otra persona ya que esto no sólo le provocaría un daño estético físico, sino también psicológico.
Cada vez con más frecuencia, deseamos modelos de belleza ajenos y los queremos aplicar sin ningún tipo de evaluación de nuestro rostro y, rara vez, nos preguntamos si esa transformación –que a ellas las dejó espléndidas– quedará bien en nuestra cara.
La belleza femenina está íntimamente ligada con la sensualidad, la delicadeza y los rasgos suaves. Así es que muchas veces escuchamos que los rasgos duros, marcados y exacerbados, al hombre le dan “personalidad”, mientras que a la mujer la masculinizan.
“Para evaluar la belleza del rostro de una mujer es necesario tener en cuenta cada parte de su rostro para poder analizarla y, si es preciso, corregirla para que luzca lo más natural posible. De esta manera, se observan la forma y ancho de los labios, de las cejas, el tamaño de la frente, la forma de las mejillas y el mentón, las características de los ojos, el tamaño y la forma de la nariz, el color y la calidad de la piel, y hasta el volumen de pestañas. Y, por supuesto, la forma y tamaño de cada rostro”, explica la doctora Leila Abboud, médica clínica especialista en estética.
Con todos estos elementos examinados individualmente y en su conjunto, el profesional debe aconsejarle a la paciente los cambios adecuados para ella, comenzando por los retoques mínimanente invasivos para que la transformación sea gradual, sin estrés y que -luego de efectuadas las correcciones- siga reconociéndose a ella misma frente al espejo.
Los retoques, según la edad
Todas sabemos que la edad es un factor clave ya que no es lo mismo hacerse un retoque facial en la adolescencia o en la madurez. Los cambios faciales prematuros habitualmente son desaconsejados por los buenos profesionales de la medicina estética para no fomentar transformaciones a tan temprana edad, no generar adicción, ni estimular a pacientes “sobretratadas” desde muy jóvenes.
Y detalla Abboud: “Si hablamos de pacientes adultas con intenciones de hacerse cambios en el rostro, debemos preguntarles cuáles sienten que son sus ‘marcas registradas’. Es decir, aquellos rasgos por los cuales los demás las distinguen del resto. Y esto no tiene que ver con la perfección, sino con características propias que si no estuvieran en el rostro de esa persona le quitarían parte de su esencia. Puede que estos rasgos las acomplejen o que, por el contrario, evalúen que sin esas formas ‘no serían ellas’”.
Cuando una persona está decidida a hacerse un cambio en su rostro en favor de recuperar su autoestima y para verse mejor, lo ideal es que no sea extremo ni abrupto. Por este motivo, lo recomendable es hacer retoques mínimos, en los que las transformaciones se vean sutiles y a la vez naturales.
“Por otro lado”, agrega la profesional consultada, “el nivel de deterioro de la piel facial nos dará una idea cierta de qué resultados se pueden obtener y en cuánto tiempo. No es lo mismo retocar arrugas en un rostro con daño leve, que hacerlo en una cara con daño alto. En cada caso variarán los tratamientos y productos a utilizar, la cantidad de aplicaciones, las sesiones de mantenimiento, etc.
Los tratamientos faciales... Para evitar el quirófano
A continuación, detallamos algunos tratamientos faciales que, utilizados correctamente, mantienen los rasgos propios y los mejoran, porque son mínimamente invasivos:
-Mesolifting. Se aplica por medio de microinyecciones con sustancias que rejuvenecen la piel de rostro. Hidrata, brinda luminosidad y, a la vez, tonifica. Combate arrugas y líneas de expresión de manera indolora. Así el rostro se remodela naturalmente, sin efectos colaterales.
-Botox. Es el relleno ideal para combatir arrugas faciales y uno de los más utilizados en todo el mundo. Corrige arrugas leves y profundas y también las previene. Con el transcurso del tiempo se reabsorbe y, por este motivo, requiere nuevas aplicaciones. Es un procedimiento seguro, indoloro y debe aplicarse en las dosis adecuadas. Es muy eficaz para eliminar las arrugas del entrecejo, las famosas “patas de gallo” y las arrugas frontales y peribucales.
-Ácido hialurónico. Se utiliza para borrar arrugas, logrando una piel tersa y rejuvenecida, pero también para dar volumen a ciertas zonas del rostro, tales como labios, mentón o pómulos. A través de infiltraciones pequeñas, se coloca en el rostro de la paciente una versión “densa” o una versión “fluida” de este producto. La primera requiere retoques luego de los seis meses de la aplicación, mientras que la segunda se puede volver a utilizar a partir de los tres meses. Los resultados son percibidos por la paciente desde la primera sesión. El plus de este relleno es que también se usa para borrar secuelas de acné.
-Electrolifting. A través de corrientes eléctricas se realiza la tonificación de los tejidos, para levantar y tensar la piel del rostro, evitando tanto la flaccidez como las arrugas. Es recomendado para levantar cejas, pómulos, y también para eliminar las bolsas de los párpados y arrugas del cuello. Otorga un aspecto rejuvenecido y armonioso.
Dra. Leyla Abboud. Más información: www.leylaabboud.com.ar
Es tendencia entre mujeres de clase media y con educación superior. Sus partidarios aseguran que es más saludable para los niños, pero los críticos lo ven como otra forma.
Un nuevo estudio acarrea conclusiones que preocupan: el humo de segunda mano puede afectar al bebé de una futura mamá incluso antes de que ella quedara embarazada.
El estudio fue realizado en 15 países de Europa y América y asegura que el mismo porcentaje de mujeres no dejaría a sus parejas en esa situación. El sondeo determinó, además, que cerca de un 40% de los hombres nunca tuvo una relación con una persona con exceso de peso.